Para el año 2017 no hay profecías que hablen sobre el fin del mundo, aunque hasta el momento todos los videntes, psíquicos, adivinos o cualquier otro que se haya atrevido a lanzar vaticinios se han equivocado.
Los sorprendentes anuncios, si bien han podido generar pánico entre la población, no han supuesto riesgo alguno para la Tierra.
Las predicciones de Nostradamus es algo que nunca pasa de moda. En su libro de profecías publicado en 1555, dejó cosas relevantes que con el paso de los siglos se han cumplido y acreditado su fama, aunque falló al profetizar el Apocalipsis para 1999 y un año catastrófico el 2016, como la tercera guerra mundial.
Citó una gran crisis económica que derrumbaría la economía mundial, donde muchos ricos morirían. La dificultad es cierta, la de los adinerados no, si damos un vistazo a la larga lista de nuevos ricos en Venezuela fabricados por la revolución bonita, todos alegres, sin ser jubilados de su jornada terrenal y engordando día a día.
Un nuevo bullicio económico vive la Patria y muchos se han atrevido a presagiar una hecatombe en la población cuando comenzamos el año 2017 con una inflación bestial nunca vista en la historia económica del país, que puede reventar en un trance definitivo de morir de hambre o hacerlo en manos de las fuerzas militares que defienden el sistema cuando salgamos a la calle a protestar para sobrevivir.
El impacto en el mercado negro del dólar insostenible en los precios de bienes y servicios y en las necesidades mínimas de comer, pagar los servicios y dar educación a nuestros hijos, podría reventar en forma violenta mientras el régimen ve los toros desde la barrera aceitando los fusiles para colocar sus tropas rodilla en tierra.
No es un vaticinio personal, no se necesita ser adivino para avizorar lo que se nos avecina. Somos un país acorralado, y cuando eso sucede, el estallido está a la vuelta de la esquina.
Las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional nos ubican con el peor crecimiento económico del mundo, la peor inflación, y la novena tasa de desempleo más alta en este momento.
También tiene la segunda peor tasa de homicidios, y una tasa de mortalidad infantil que ha empeorado 100 veces en los últimos cuatro años. Y en caso de todo lo anterior no sea lo suficientemente malo, la moneda, que pasa por las tasas del mercado negro, ha perdido el 99 por ciento de su valor desde el comienzo de 2012. Es lo que se llama un colapso social y económico completo. Y ha sucedido a pesar de que Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo.
La percepción de un diario internacional como Washington Post sobre la situación en Venezuela, es de que nunca se supo cómo un país que debió haber sido muy rico terminó siendo tan pobre.
¿Quedará tiempo después de tanta agitación para pensar en el fin del mundo? ¿Y si sucede algún día?, tal vez ni te vas a enterar. Ojalá no nos busquen en los escombros del cementerio de Maduro, y nos encuentren más bien almorzando de nuevo con un menú completo, el tradicional pabellón, y haciendo el mercadito cada quince días sin colas, bachaqueros, ni escasez. Difícil pero posible, si nos expresamos.