Este es el único país en el que un presidente anuncia que el billete de mayor denominación pasa a ser la moneda de menor denominación, y la gente aplaude. El esquema del enemigo externo sirve para todo, incluso para devaluar la moneda de un país bajo el disfraz de la lucha contra las “mafias cucuteñas”. Es mejor decir que se está defendiendo nuestra moneda que admitir que se pulverizó la moneda nacional.
Pero las matemáticas no fallan. El actual billete de cien bolívares equivale a cien mil bolívares anteriores a la reconversión monetaria decretada por Chávez con la que le quitaron tres ceros al ya devaluado bolívar. Este billete había sido hasta ahora el de mayor denominación en nuestro país, solo que luego de tres años de gobierno de Maduro, hoy se requieren más de diez de ellos juntos para comprar un cafecito. Un país en el que se necesitan al menos 50 billetes para comprar un kilo de caraotas, es normal que escasee el papel moneda y esto es solo culpa de la devaluación oficial decretada sistemáticamente por el Gobierno Nacional, el cual se ve obligado ahora a imprimir nuevos billetes basados en un cono monetario con billetes de hasta veinte mil bolívares, o sea veinte millones de los de Chávez. La diferencia es que cuando Chávez llegó al poder en 1.999 esos veinte millones de bolívares equivalían a más de treinta mil dólares ($ 30.000) y ahora estos “veinte mil bolos” son apenas treinta dólares ($ 30) según tasa oficial Simadi. Mil por ciento de devaluación, mil veces más pobres.
El tango dice que veinte años no es nada, pero en revolución veinte millones tampoco es nada cuando se trata del poder adquisitivo de los venezolanos. La impresión de un billete que equivale a veinte millones de bolívares de cuando comenzó este nefasto régimen, es la evidencia más grotesca de su fracaso y del empobrecimiento más atroz a la que ha sido sometido este pueblo. Esta sí es la verdadera guerra económica, la causa de la inflación más grande del planeta y la estafa socialista que hoy Maduro insiste en perpetuar. Que no se olvide nunca, que en menos de veinte años este régimen convirtió veinte millones de bolívares con los que se podía comprar una camioneta último modelo y hasta una vivienda, en un papel moneda de curso corriente con el que si acaso hoy podrá comprar jamón y queso para el desayuno. El viernes negro de Luis Herrera hoy luce como un paraíso ante esta devaluación sistemática y permanente que acaba de quedar admitida oficialmente con la derogación de todos los billetes para ser sustituidos por unos nuevos de hasta veinte veces su valor.
Desenterraron a Bolívar y enterraron el bolívar. Culpar a sus paisanos colombianos no lo salvará de rendirle cuentas al pueblo por este crimen contra los ahorros de la gente, contra el valor de las prestaciones sociales, contra el salario y contra nuestra moneda. Y todo después de la bonanza petrolera más grande, esa que se quedó en los bolsillos de unos pocos enchufados que todavía siguen comprando dólares a diez bolívares, lo que ya equivale a diez centavos. Es este el negocio que protege Maduro a costa del padecimiento del pueblo. Hecho en socialismo.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
José Ignacio Guédez
Twitter: @chatoguedez