Tenía todas las de perder, pero terminó por imponerse. Es el caso del Zamora, verdugo del Zulia en la final de la temporada 2016 correspondiente al fútbol venezolano y flamante tricampeón de la liga. La oncena de Barinas se acreditó el trofeo absoluto, al superar con global de 4-2 al elenco petrolero, revelación del certamen, 2-1 en el Agustín Tovar e idéntico marcador en el “Pachencho” Romero de Maracaibo.
La Furia Llanera, como apodan al club de uniforme blanco y negro, no partía con el favoritismo de su lado, debido a que estuvo más de un mes inactivo, tras quedar eliminado de la fase final del torneo Clausura, y enfrentaba al equipo del momento en el fútbol criollo.
Zamora, cuyo último juego había sido el 23 de octubre ante el Deportivo Lara, iba a lo que parecía una lucha desigual con un Zulia ganador de la Copa Venezuela y el torneo Clausura, viviendo su momento cumbre.
Ahora bien, en el campo de juego la jerarquía y la efectividad de los llaneros prevaleció sobre la juventud y poca contundencia del club occidental.
En la definición, el acierto del cuadro barinés y la poca puntería de los zulianos, estuvo la diferencia. En Barinas, Zulia se adelantó por intermedio del argentino Luciano Guaycochea y luego dispuso de algunas ocasiones para hacer un daño mayor, pero no le sacó provecho y terminó con un revés 2-1. La historia fue similar en Maracaibo, su casa, cuando, como en el primer duelo, tomó la ventaja en los primeros minutos, en este caso con una diana del también albiceleste Sergio Unrein, pero perdonó luego cuando tenía al rival contra las cuerdas.
Una acción en particular marcó el destino de este juego de vuelta, el que definía las acciones. Ocurrió en el mismo lapso inicial. Junior Moreno se combinó con un compañero en una pared para recibir un balón en el área chica, mano a mano con el portero zamorano Carlos Salazar, y soltó un disparo a quemarropa, pero el cancerbero apeló a sus reflejos para sacar una pelota que parecía imposible, en un lance de alto nivel. Zulia desperdició la oportunidad de firmar un 2-0 y dejó vivo al Zamora, algo que posteriormente le salió caro.
El club de Barinas, con su caudal de talento en ebullición, se creció en el segundo tiempo, sacando a relucir su estirpe de bicampeón, para cambiar el curso del juego y enrumbarse a la corona, mediante anotaciones de Richard Blanco y César Martínez. Dispuso de dos ocasiones el plantel llanero y facturó en ambas situaciones, gran diferencia con su rival de turno.
Y como si no fuese suficiente, en la recta final del partido, Salazar le tapó un penalti a Jefferson Savarino para apagar las hasta entonces escasas ilusiones del cuadro zuliano.
Zamora festeja así su tercera estrella en los últimos cuatro años, lo que le reafirma como el equipo del quinquenio, en este caso con Franceso Stifano en el timón, un joven adiestrador exitoso en todos los ámbitos del fútbol nacional, que recogió el fruto de la semilla sembrada años atrás por Noel Sanvicente, arquitecto de las dos coronas absolutas selladas en la 2012-13 y la 2013-14.