Aunque Gilbert Caro transitó a lo largo de diez años por distintas cárceles venezolanas nunca estuvo preso. Si así hubiese sido, no sería hoy diputado suplente a la Asamblea Nacional por la Mesa de la Unidad Democrática ni líder de diferentes proyectos sociales. Su libertad interior lo empujó hacia la senda anhelada, perdida o probablemente desconocida. De adolescente se involucró en la santería y el crimen. Su familia y su entorno ciertamente incidieron en esos primeros años turbulentos.
Caro nació en Los Flores de Catia, Caracas. Padeció los rigores de la pobreza, la violencia, la delincuencia y los horrores del sistema carcelario venezolano. Su vida dio un vuelco cuando se convirtió al cristianismo. Su fe se tradujo en un profundo proceso de transformación personal, superó adversidad tras adversidad y es hoy en día un valioso testimonio de esperanza.
Su historia, plasmada en el libro Los hombres libres nunca tendrán prisión con prólogo de Leopoldo López e introducción del psicólogo e investigador de la UCAB Manuel Llorens, fue develada recientemente en Barquisimeto, a propósito de una conferencia motivacional auspiciada por la Librería El Clip.
Gilber es un hombre delgado, sencillo, agradecido. Sin ínfulas de ningún tipo. Su mirada refleja que le sacó provecho a su pasado, en lugar de lamentarse se levantó para seguir adelante y trabajar por los ex presidiarios en sus intentos por la reinserción social.
Actualmente, cursa estudios de Derecho en la Universidad Santa María, es activista de Voluntad Popular y preside las fundaciones Liberados en Marcha y Techo. Dirige la iniciativa benéfica santa, que provee de juguetes a los hijos de los detenidos en el mes de diciembre, asimismo, apoya a la población penitenciaria.
-¿Cuál es la historia de Gilber Caro?
-Hay historias maravillosas de personas que salen de las cárceles. Están ahí, en silencio. Lo relevante es que gracias a Dios puedo contar mi historia, sin prejuicios. Superé una cantidad de prejuicios en el ámbito personal. Yo salí de la cárcel hace 14 años, el 22 de agosto de 2002, pero salí con metas muy claras. Fue difícil, pasé por situaciones muy difíciles. En el libro hablo de cómo el sitio donde nacemos condiciona nuestra vida. Nadie elige dónde nacer. Tú no pudiste elegir a tus padres y seguramente tus padres hicieron cosas que de una u otra manera predeterminaron tu futuro, lo que eres hoy.
-¿Cómo influyó su entorno familiar en su destino?
-Yo nací en un entorno con problemas sociales producto de la política, que sin duda influye mucho en el rumbo que toman las familias. Nací en una comunidad muy pobre, éramos nueve hermanos. Mi familia influyó en mí y yo en ella. Siempre tuve muy buena relación con mis hermanos. El liderazgo siempre estuvo presente, al punto de que fui líder en la santería, el espiritismo y la delincuencia. También prediqué el evangelio durante diez años y comprendí que no es la religión lo que buscamos, sino algo más allá que se llama espiritualidad porque las religiones dividen. Me marcaron las acciones de mis padres, las cosas que hicieron antes, en las cuales no tengo arte ni parte. Mi papá fue un alcohólico. En las comunidades pobres hay gente que sale adelante, hacen cosas diferentes a las que yo pude haber hecho pero seguramente porque eran hogares con otras fortalezas. He estado leyendo acerca de las familias matricentradas, en las que se crece con muchas carencias. Por las carencias y el desprecio de la sociedad uno busca brillar, incluso valiéndose de la violencia para ser tomado en cuenta. No pude elegir mi lugar de nacimiento ni mi familia pero sí puedo elegir quién quiero ser. Estando en prisión, en el año 99, esa fue mi determinación.
-¿Por qué lo apresaron?
-Presencie un crimen que no cometí, vi a la persona que cometió el asesinato pero me quedé callado. Tenía 20 años y mi vida corría peligro. Si hoy, a mis 42 años, llegare a presenciar un hecho como ese y me preguntan si vi algo, lo puedo decir porque tengo otra perspectiva de la vida. Probablemente mi vida no correría tanto peligro como en ese momento, tampoco está el prejuicio de la hombría. Yo vengo de un mundo en el cual se me decía que no podía delatar a nadie, no podía ser un “sapo” como se dice coloquialmente. Eso creció conmigo, mi papá y mis hermanos me enseñaron eso desde pequeño. No delaté a nadie porque yo creía en eso.
-¿Qué significó su paso por la cárcel?
-Las cárceles en Venezuela realmente son muy duras, son el infierno en la tierra. Aquí en Lara ustedes fueron testigos de los horrores de Uribana, del coliseo, un espectáculo aberrante. A la gente le gustaba ese morbo. En Uribana se gestó la miseria y ahí todavía se cometen delitos a diario. A quienes conocemos el tema penitenciario nos preocupa la vida de ese muchacho que el Gobierno agarró cuando tenía 18 años. Aunque la familia incide de alguna forma en el camino que tomamos, hay que decir que las familias no tienen micrófonos, ni dan ruedas de prensa constantemente para decir que el problema de la delincuencia es político. Todo es un sistema, al problema hay que atacarlo estructuralmente. El sistema se ha visto comprometido por la corrupción.
-¿Aquello que nunca olvidará de su paso por la cárcel?
-El horror de ver como el ser humano puede caer tan bajo. Estar en condiciones infrahumanas, nunca se me olvidará. Hoy en día yo me adapto a cualquier ambiente. Mis últimos tres años en prisión fueron los más felices de mi vida, fui un hombre libre estando preso.
-¿Cree que un ciudadano se regenera en la cárcel venezolana para luego reinsertarse en la sociedad?
-Una persona entra a una prisión con virtudes y defectos. A quien es malo y vulnerable la prisión lo hará más malo, pero también hay personas que se han fortalecido y demuestran que la cárcel no los echó a perder. Hay personas excepcionales que han pasado por la prisión, inocentes o culpables, han reflexionado. Tenemos una inmensa deuda con los culpables porque nadie nació asesino. El problema de la cárcel es que meten a todos los malos en un mismo sitio. Tiene que existir la clasificación del delito. Con este Gobierno eso no se ha hecho, hay unas intenciones pero sin resultados concretos. Ha habido un abandono de las políticas públicas y el pranatado ha tomado poder, eso no lo he visto en otro país.
-¿Es posible la reinserción social?
-Sí es posible. Incluso la reinserción de aquellos jóvenes que nunca han salido de un cerro, que no conocen una escuela o el apellido de su papá. Es posible darles dignidad a quienes están en el abandono.
-¿Cómo logró superarse?
-Con fuerza de voluntad pero ocurre que hay personas que no tienen condiciones psicológicas y requieren un tratamiento. Apenas hay un psicólogo para 2.000 o 3.000 presos. Yo estuve en España y allí hay más de 24 mil empleados públicos para atender el sistema carcelario. Aquí, para 60.000 presos hay 6.000 trabajadores públicos.
-¿Un criminal debe estar en libertad?
-Un hombre que cometió un delito debe pagar una condena, si comete dos o tres delitos hay acumulación del delito. Cada individuo tiene que pagar pero la sociedad en un consenso tiene que prestarle un tratamiento. La justicia es consensuada, no tiene cabida el linchamiento porque cuando una persona mata a un asesino también se convierte en asesino. ¿Si los buenos matamos a los malos quiénes quedan?
-¿La sociedad perdió sus valores?
-Hay graves problemas de valores pero los principios están allí, lo que no hay son políticos con voluntad para cultivarlos. No hay una inversión, ni un recurso humano que se dedique a exaltar los valores que tenemos. Por eso entré en la política, por eso soy diputado y por eso quiero ser alcalde o ministro, no me afanó, estoy trabajando para ello. Estoy preparándome porque no quiero hacer un mal papel.
-¿Le apuesta a la meritocracia?
-100 %. Uno de los problemas del paternalismo es dar y dar sin detenerse a pensar si lo mereces o no. Yo creo mucho en la meritocracia y tengo que predicar con el ejemplo, ganarme las cosas primero.
-¿Qué opinión le merece el tema de los presos políticos?
-La persecución política siempre ha existido en Venezuela, ha habido muchísimos presos políticos, ha sido una mala costumbre. Si el día de mañana, en virtud del proyecto político que he emprendido junto a Leopoldo López, cometemos los mismos errores, nos convertiremos en otro monstruo de la historia de Venezuela. López está pasando por una prisión injusta. Yo creo que esta crisis solo la corrige una víctima del sistema, pero no puede pagarles con la misma moneda. Chávez fue víctima de las vejaciones que ocurrían en los cuarteles, Chávez no estaba equivocado con la pobreza y la miseria que provocaron los gobiernos de turno, la gente se iba a Caracas porque en las regiones no había oportunidades, no había descentralización. Chávez trabajó por eso pero lo hizo mal porque trabajó a partir del resentimiento y se rodeó de resentidos, al punto de cegarlos y llegar a meter preso a un médico por recibir unas donaciones. Eso no es justo, eso no es libertad, eso es parte del problema. Nosotros vamos a cambiar eso.
-López parece la ficha clave del Gobierno
-Para Chávez fue un inhabilitado y para Maduro un trofeo, su ficha clave. Pero Leopoldo está libre, él va a liberar a Venezuela. Nosotros vamos a liberar al país. Los hombres libres nunca tendrán prisión. Venezuela es la que está presa.
OLP
A juicio de Caro la Operación Liberación del Pueblo (OLP) busca resolver el problema de la noche a la mañana.
El individuo que sabe que existe este tipo de mecanismo y sigue delinquiendo se está mandando a matar porque las OLP son sinónimo de exterminio. Es un intento fallido porque no hay una solución estructural, este problema de las cárceles y la delincuencia debe abordarse por todos los flancos. Por otra parte, cree que el error de los más de 20 planes de seguridad radica en la politización de los mismos.
Diálogo
El parlamentario opina que el tiempo de Dios es perfecto, en términos de tiempo, este Gobierno va a pasar, más temprano que tarde.
Considera que para que pueda haber un diálogo real tiene que existir el reconocimiento del otro, con respeto y el Gobierno no respeta a la oposición.
Hay que ganarse el respeto ante el Gobierno, con contundencia, democráticamente y al mismo tiempo con protestas creativas y con protestas no violentas como lo hizo Mahatma Gandhi, dijo.
“Los compañeros no entendieron que en el 2014 los carajearon”. Maduro ofendía e irrespetaba a Henrique Capriles en la mesa de diálogo de ese año. “El Gobierno mantiene que no tenemos fuerza, que somos la extrema derecha. Hay un irrespeto todo el tiempo”.
Apuntó que el régimen es el actor que más pierde si fracasa el diálogo.
“El mundo entero le está dando la razón a Voluntad Popular, no nos hemos sentado, y está claro quiénes son los verdugos”.