A los usuarios de La Ribereña les ha llamado la atención en los últimos días la desaparición de las estructuras multicolores que, prácticamente cubiertas por un bosque, se divisaban desde la arteria vial.
Hace unos años, con bombos y platillos, representantes de uno de los tantos organismos creados últimamente inauguraron el parque que estaría “al servicio de toda la colectividad larense”.
Allí instalaron toboganes, columpios y otros aparatos destinados a la diversión de los menores.
Pero también había equipos para adultos, como los de movimiento lateral, entrenamiento con pedales de esquí, para ejercitar las muñecas, para masajes en la espalda y otros utilizados en el entrenamiento físico de personas.
Pero los autores del proyecto no se preocuparon en sembrar árboles o alguna estructura para garantizar a los usuarios su utilización durante el día, o el alumbrado y vigilancia en las noches.
Ese error hizo que, pese a la millonaria inversión, el atractivo parque, por falta de uso, comenzara a ser cubierto por la maleza hasta desaparecer en medio de un bosque impenetrable.
A comienzos del 2016, el diario EL IMPULSO, así como el concejal Jeremías Zavala, de Palavecino, denunciaron la indiferencia con que desde Corpolara, la corporación Negro Primero o los otros entes nacionales establecidos en la entidad larense veían perderse lo que prometió ser un sitio de reunión familiar.
“Como a ellos eso no les costó nada, poco o nada les importa que se roben todo lo que hay allí”, dijo en una oportunidad el edil.
Cuando fue inaugurado el distribuidor Tarabana se pensó que podría aprovecharse la obra para incorporarle el parque, pero, como lo hizo la gobernación, el responsable de los equipos resolvió desmantelarlos y llevárselos a otro lugar.
El equipo de El IMPULSO intentó obtener alguna información en Corpolara sobre el organismo con responsabilidad en el complejo y el destino de los aparatos pero sólo informaron no tener nada que ver con el mismo.
Tampoco había información sobre el ente que tuvo a su cargo la instalación, el no aportarle el mantenimiento necesario y crear las condiciones indispensables para el uso por parte de la colectividad.
Como Corpolara ha sido señalada como el ente directo del Gobierno nacional en el estado Lara es lógico pensar debe tener conocimiento de todas las obras que aquí se ejecutan con recursos procedentes de Caracas, pero nada saben del hoy desmantelado lugar.
En síntesis, el parque de La Ribereña viene a significar otra buena cantidad de millones de bolívares derrochados y por los cuales, como ha ocurrido en otras oportunidades, nadie rinde cuentas.
Y el sitio donde por años permanecieron abandonadas valiosas instalaciones infantiles y para adultos, nuevamente está convertido en una muestra más de las negativas políticas aplicadas en el Valle del Turbio desde la expropiación de las fincas productivas, hoy abandonadas, que allí existían.
