La desidia es una materia que tampoco quiere dictar la comunidad educativa en el Liceo Bolivariano Efraín Colmenárez Giménez, la institución pública más grande de Duaca, municipio Crespo. En su sala múltiple, área donde los estudiantes celebran diversas actividades académicas, están ubicados varios salones con falta de mesa-sillas, techos rotos, ventanas desprotegidas y los pisos llenos de agua por los chubascos de estos días.
No obstante, el problema que más aqueja a la comunidad efraincista es la insalubridad que sufre su institución, la cual ha generado que los estudiantes no tengan las condiciones mínimas para recibir clases. Son dos semanas en las que los jóvenes se han privado de ejecutar la planificación de sus profesores y una semana antes tenían horarios limitados, es decir, trabajaron a medias. Hoy está totalmente parada, pues la gota rebosó el vaso.
En una asamblea general del Consejo Educativo, integrado por los distintos sectores de esa institución, se decidió que desde el 22 noviembre cesaran las actividades académicas por el colapso de aguas negras. Roymar Castillo -profesora del área Memoria, territorio y ciudadanía- explicó que el problema se agudizó por el averío de la tubería del comedor de esa institución, pues no se le ha hecho mantenimiento a la “trampa de grasa” que permiten la filtración de los elementos que son vertidos por los desagües de la cocina. Esta tubería tiene una longitud de 4 pulgadas y comparte la taquilla principal con el desagüe de los baños, unos clausurados y otros en condiciones precarias, y esto ocasiona que las aguas negras salgan de los inodoros y el olor sea insoportable.
Los profesores y personal de obrero asisten para cumplir sus horarios de trabajo, pero lo hacen en la estructura nueva (más retirada de la zona más crítica), pues el hedor aumenta a la par del calor de la tarde.
Castillo comentó que el lunes pasado asistieron representantes de Hidrolara para evaluar el lugar, el miércoles fue un inspector de Ingeniería Sanitaria y, como ellos, la supervisora circuital y el inspector de sanidad del estado Lara, quienes no han podido darles respuestas que puedan aplacar la situación. Una de las alternativas planteadas fue la compra de una “trampa de grasas portátil”, que tiene un costo aproximado de 100 mil bolívares.
Las condiciones del liceo se suman al clamor de los habitantes de Duaca y otras zonas aledañas que también asisten a esta institución, la cual cuenta con una matrícula aproximada de 1.100 estudiantes más 200 personas que trabajan como personal docente, administrativo y obrero.
Los pisos agrietados por las raíces de los árboles no se comparan con el techo de asbesto que se cae a pedazos y ha dejado inoperativos a varios salones. El peso de la maleza que crece en él no permite que se pueda hacer algún tipo de mantenimiento puesto que, según varios profesores, “ya no aguanta más”.
El famoso “Salón 9 del Efraín”, como es llamado por los locales, es muestra del abandono de estos espacios, que permitirían una mayor comodidad para la comunidad estudiantil que tiene 15 aulas operativas para 31 secciones (de primer a quinto año).
Los profesores Arkady Dum, Enma Granados y Adelis Arenas junto a Jorge Galíndez, obrero de la institución, explicaron que a corto plazo se debe solucionar el problema con las cloacas para poder marchar “con normalidad”, pues es un problema de salubridad que ya ha afectado a varios docentes. Además plantearon la posibilidad de que se construya una nueva sede, les asignen mesa-sillas, equipos de cocina, instrumentos de laboratorio e instaron a las autoridades a que se comprometan con la institución, pues en este momento se atenta con uno de los derechos más importantes para cualquier persona como es la educación.
