En el año 2000, a comienzo de este gobierno, Guzmán Blanco fue llevado al Panteón Nacional, mucho se discutió, sobre los meritos de la modernización, pacificación y unificación del país pero también se rechazo por los altos niveles de corrupción descarada. Pero en honor a la verdad histórica, es necesario reconocer que todo este proceso de unificación iniciado por Guzmán Blanco fue consolidado por el General Juan Vicente Gómez.
Reconociendo que los cambios ocurridos durante el gomecismo tuvieron como sustento la creciente renta petrolera, esto no nos puede llevar a posiciones mezquinas y dejar de reconocer que lo que ha sido la Venezuela del siglo XX, con sus defectos y virtudes, se inició firmemente en el gobierno de J. V. Gómez.
Durante el gomecismo se canceló la totalidad de la deuda externa, arrastrada desde 1830 y terriblemente aumentada por los créditos del gobierno de Guzmán Blanco; se moderniza el ejército nacional, con la creación de la Academia Militar; se puso fin al caudillismo que había sido el mal político de todo el siglo XIX; desde la libertadora de 1901 no hubo en Venezuela más guerras civiles; la centralización de poderes -con todos los males que hoy le otorgan- unificó un país desarticulado, en el que las regiones estaban más unidas al exterior que entre ellas; desarrollo las vías de comunicación: carreteras, ferrocarriles, aviación; que permitieron la relación económica y cultural entre las provincias; en la política exterior: aunque se hizo aliado y se entregó nuestras principales riquezas a las grandes potencias, se evitó la amenaza de una invasión como estuvo a punto de ocurrir frente al gobierno “Nacionalista” de Castro y evitó la separación del Estado Zulia, tal como ocurrió en esos mismos años con Panamá, hasta 1903 provincia de Colombia; Venezuela desde 1928 se convirtió en el país exportador de petróleo más grande del mundo; se libró a los campesinos de las pesadas deudas con los hacendados, que en cierta forma representaban una continuidad de la esclavitud en pleno siglo XX; se comenzaron obras de servicios públicos: teléfonos, servicios de cloacas, agua potable, electrificación, viviendas, etc.; comenzó el proceso de urbanización del país.
Con toda seguridad en este momento más de un lector me estará calificando de gomecista y algunos me honraran con el título de continuador de las ideas expuestas por Laureano Vallenilla Lanz en su “Cesarismo Democrático”. No pretendo hacer culto al gomecismo, ya bastantes problemas tuvo la historiadora Segnini cuando publicó “Las Luces del Gomecismo”; entre otras cosas por demostrar que la “crema” de la intelectualidad del país estuvo a favor del gomecismo (Vallenilla Lanz, Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, Cesar Zumeta, entre otros). Continuará…
