Palo parejo y pitcheo ácido. La fórmula continúa. La Guaira se hundió entre quince hits de Lara y cinco errores propios. Dos innings grandes, de tres y cuatro marcas, fueron suficientes para ganar el segundo de la gira y el 27 de la campaña.
Toda la tropa dio incogibles en una tarde-noche que mostró a un club en su mejor estampa. Desde el comienzo atacaron a Hermis Rodríguez. Lo ablandaron con una en el segundo y luego lo torpedearon con tres en el tercero.
Mucho más adelante, en el octavo, los Tiburones fallaron un claro doble play y eso abrió camino para cuatro anotaciones que sellaron el careo. Paulo Orlando fletó tres hits y agregó un sacri fly para liderar un bombardeo que en la semana ha tronado 55 hits y generado treinta carreras en cuatro juegos. Con tal despliegue el pitcheo trabajó a sus anchas.
Néstor Molina no andaba de lo mejor, pero consiguió salir airoso cuando le abrieron los dos primeros episodios con doblete. El tanque se le vació en el cuarto y con dos outs le pegaron cuatro cohetes para dos carreras, las únicas del rival. Entonces el relevo estuvo magistral sin aceptar inatrapables en cinco y dos tercios.
David Martínez, Jesús Sánchez, Ángel Calero y Yoervis Medina se repartieron esta tarea confirmando la fuerza que hay en la retaguardia monticular. El partido estuvo peleado hasta el octavo y por ello los bomberos tuvieron un desempeño tan brillante.
Lara crea ilusiones con veintisiete triunfos a estas alturas. Se ha convertido su ofensiva en lo que tanto se esperó. Quince satisfacciones en la carretera, otro cambio rotundo en relación a temporadas precedentes y una semana más en positivo con las treinta ganancias a la vista. Pareciera que la afición crepuscular tendrá un fin de año radicalmente distinto.
William Pérez, en deuda con tres salidas tambaleantes, será el encargado de enfrentar esta tarde a la ofensiva de alto calibre que presentan los Caribes de Anzoátegui.