Desde el 18 de febrero de 1983, tristemente conocido como el “viernes negro” , cuando la moneda venezolana experimentó la abrupta devaluación de 4,30 a 7,50 bolívares por dólar, el país ha vivido una situación que continuamente ha empeorado hasta llegar a la crisis de hoy día cuando el cambio oficial está por el orden de 663 bolívares por dólar, pero el llamado “paralelo” parece no tener techo.
Al mismo tiempo, no sólo escasean alimentos y medicinas, sino que estos productos cada día aumentan de precio en forma incontenible mientras los salarios se evaporan al ser recibidos, y el empresariado cada vez se encuentra acosado por rígidos y extenuantes controles de los organismos oficiales.
Tras hacer estas declaraciones en la Redacción de EL IMPULSO, Salomón Zammar, empresario jubilado, se pregunta: ¿no es posible cambiar esta situación sin que se altere la paz ciudadana? Y él mismo se da la respuesta: Claro que es factible. El país puede dar un viraje de 360 grados mediante el Bolívar oro.
-¿Qué es el Bolívar oro?
-Es un proyecto destinado a resolver simultáneamente los problemas económicos y sociales del país.
-¿No me venga a decir que es un proyecto salido de la imaginación como el de una varita mágica de un hada madrina?
-Nada de eso. Se trata de una idea que ha venido germinando durante varios años cuando comencé a preocuparme seriamente por los problemas que se venían ya agravando considerablemente por falta de verdaderas políticas, porque los gobiernos han tratado en todo momento de buscar pañitos calientes cuando el mal requiere de medidas realmente serias, sensatas y de sentido común.
-¿En qué consiste?
-Cuando digo sentido común tenemos que comenzar por señalar que las transacciones comerciales que se efectúan a nivel internacional, se hacen mediante la utilización de la moneda estadounidense: el dólar. Porque es el signo monetario más importante del mundo.
Si esta aceptación es universal, pensé que nosotros podíamos utilizar una moneda equivalente para hacer nuestras transacciones. Desde ahí surgió la idea de crear el Bolívar oro, una moneda virtual que tendría el apoyo irrestricto del Banco Central de Venezuela y, en tal virtud, éste ejercería su control para todas las actividades de tipo económico lícitas que se hagan.
-¿Cómo es que sin tener experiencia en el campo monetario llegó a concebir ese proyecto?
-No es una idea que se me ha ocurrido ahora, sino que la he venido madurando desde hace ocho años. Desde entonces he venido sosteniendo conversaciones con una gran cantidad de personas, incluyendo funcionarios del Gobierno. Generalmente, cuando uno hace un planteamiento de esa naturaleza genera escepticismo, dudas y hasta comentarios frívolos. Pero, también hay quienes sienten inquietud, preocupación y malestar; una moneda virtual es transparente y no se presta para negocios turbios, que han venido ocurriendo desde hace tanto tiempo y mucho más desde que los gobiernos han establecido los famosos controles monetarios, que constituyen una fuente inagotable para la corrupción.
Como consideran que no soy un especialista en materia monetaria, creo yo que pensaron que ese proyecto era irrealizable. Sin embargo, he persistido y, a manera de anécdota, le cuento que en abril de este año se me ocurrió llamar al diputado Macario González, y después de 20 años de no tener contacto con él, le expuse ampliamente la idea en una conversación que sostuvimos. A través de él logré conocer al economista Juan José Pérez Sánchez, a quien me interesaba explicarle mis puntos de vista porque, como lector de EL IMPULSO, siempre me han impresionado sus análisis económicos. Fue así como los tres, colectivamente, hemos estado elaborando el proyecto, que no es ninguna utopía. No sólo ellos en la parte legal y técnica han tenido una buena participación, sino que además hemos hecho consultas a otros especialistas y puedo decir en este instante que ese proyecto está ya diseñado. Puede ser sometido a diversos análisis y los resultados serán los mismos: es viable, positivo y resolvería todos los problemas relacionados con la inflación, la escasez, el desabastecimiento, el salario y las inversiones, para citar los aspectos más importantes. Esto quiere decir que si existe voluntad política y se aprueba, será una experiencia muy apropiada para resolver la crisis que hoy nos afecta a todos. No es un proyecto para unos, sino para todos, porque no tiene carácter ideológico, político o de otra naturaleza. Simplemente, es útil ya que ofrece muchísimas ventajas.
-¿Cómo cuáles?
-Primero y principal, frena la fuga de divisas del país. Es una moneda virtual equivalente a un dólar, pero no es el dólar en sí y, por tanto, no nos obliga a pagarle el royalty a Estados Unidos como lo están haciendo Ecuador, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico y todos los países que dolarizaron sus economías. Este derecho para el tesoro estadounidense es equivalente al 7 por ciento del circulante en la calle de esos países. Para citar un ejemplo, Ecuador paga de 1.500 a 2 mil millones de dólares al año por ese concepto. En cambio, nosotros usaríamos el equivalente al dólar, pero sin utilizar este signo monetario. Indudablemente, este es un enorme beneficio porque fundamentalmente tendríamos una moneda nacional fuerte de verdad y no pagaríamos royalties. Sería como disfrutar de una música propia como el Alma llanera o en otro sentido, una vacuna contra ese enorme y grave flagelo de la pobreza y la miseria, ya que si tenemos un Bolívar oro la economía se estabilizaría, los sueldos se elevarían y las actividades empresariales se fomentarían en forma considerable.
-¿Cómo podría explicarle a cualquier mortal que eso es posible?
-Si el Bolívar oro es equivalente al dólar, su valor es el de éste. Ya el trabajador no tendría un salario mínimo establecido por el Gobierno, sino el que le corresponde justamente por el desempeño de su labor. Tenemos que entender que los cálculos se harán en base a esa moneda. Lo percibido por los trabajadores le permitiría acceder inmediatamente a a la canasta básica, la cual se calcula en base a 18 rubros. Los productores ya no tendrían dificultades para importar toda la materia prima que necesitan. Y sus ganancias serían las propias del mercado. En este sentido puedo decir que durante un período presidencial, los sueldos van a ir subiendo de acuerdo al nivel de producción de las empresas; pero, no así la inflación porque no habría una montaña de billetes como ocurre en estos momentos en que vemos inmensas y largas colas de personas en los bancos buscando retirar algunas cantidades que no les alcanzan para nada porque la inflación devora lo que sacan de las taquillas o de los telecajeros, porque el dinero no cubre las necesidades. La masa circulante se regirá en base a las leyes económicas, que impiden imprimir billetes sin respaldo alguno o lo que los economistas denominan dinero inorgánico.. Cambiaría la opinión que se tiene ahora de que los sueldos suben peldaños de una escalera mientras que la inflación se va en el ascensor. El sueldo iría en ascensor y la inflación pesadamente subiría por la escalera. Como he venido señalando se podría estabilizar la economía nacional, situación que no se ha podido lograr porque la crisis se ha venido agravando cada día. No podemos seguir viviendo en lo más bajo del tercer mundo.