(Capítulo final). El libro es una de las creaciones mejores del hombre, es tan antiguo como la imaginación. Algunos autores nos entregan sus obras envueltas en una atmósfera luminosa y encantadora que los enaltece y realza inundándolos de grata y serena perfección.
La Biblia es madre libertadora de la opresión, es enseñanza, consuelo, historia, vocación. Entra al corazón sin mucho esfuerzo, es una fascinación la majestad que en ella guarda la verdad plasmada en cada página. Es el libro magno de la Literatura universal por excelencia.
En la Divina Comedia, Dante radica la pelea eterna del hombre entre el camino del bien y del mal, las tentaciones, su delirio por lo prohibido, los fieros y satánicos odios políticos, el amor y el desamor, el recuerdo y el olvido. Historia que muestra una época de laberintos donde el alma se extraviaba y regresaba al buen camino al meditar sobre las verdades eternas.
La moraleja de Rebelión en la granja representa a un pueblo que se rebela con un retundo ¡basta! contra la Dictadura cuya falta de moral, de respeto y cumplimiento hunde en el desespero a una sociedad harta de mentiras, de odios, corrupción, hambre e indiferencia de un régimen podrido. Obra en la que no se logra saber según sus actuaciones quién es el puerco y quién es el hombre.
Don Quijote de la Mancha es la epopeya poética de un sueño. Frases y frases encierra la magna obra: “Por la libertad como por la honra se puede aventurar la vida”. “Hay unos que con mucha o poca cordura disfrutan la reflexión y el entendimiento”.
La mano excelsa de Herta Müller describe en su obra En tierras bajas lo vivido en una época brutal de tiranía, de infancia oprimida, de violencia, desprecio, machismo, golpes, alcoholismo y crueldad. ”Vi la muerte en las calles, los hombres caían sobre el asfalto. Los ratones viejos son grises y acolchados como si en toda su vida solo hubieran recibido caricias; el ratoncito tenía tan poca vida que hasta la sangre era pálida. Herta nos introduce en sus relatos con una prosa rica, enmarañada, muy suya, de sabor espeluznante.
García Márquez en Cien años de soledad se fue a las raíces extrayéndole igual lo dulce como lo amargo. Su historia nos fascina y aturde, nos encanta y trae a los Buendía, a las mariposas liberadas, al grito callado de la violencia de la mala política, nos lleva por los escenarios del humor y de la hechicería, enaltece en Macondo la grandeza de los pueblos olvidados, los versos de Aureliano, la belleza de Remedios que vivía en la respiración de las rosas. Lucidez, poesía y magia caracterizaron a García Márquez. Plasmó el amor que tiembla a la espera del amado entre alacranes y mariposas. Cien años de soledad es la prueba de los sentimientos que moran en el hombre y en los pueblos que aunque abandonados, aman y se niegan a morir en el olvido.
El Principito es la diferencia mental del niño que sueña, a la del realismo del adulto. Su curiosidad lo lleva a descubrir la riqueza de amar lo simple y sencillo, los valores del amor, de la moral, la amistad, la lealtad, la honestidad. Su inocencia lo hace sabio. “No todos los ojos ven lo que ve el corazón”.
El buen escritor pinta sin rasgos falsos ni débil matiz las temerarias luchas del hombre, penetra en las misteriosas honduras del alma, en lo impetuoso de los deseos, en lo oculto de los designios y tenebrosidades de los abismos del ser humano, pueden descender a lo vulgar y subir hasta el pináculo de lo perfecto.
No hay nada comparado a la satisfacción de leer y vivir una aventura de la mano de los grandes autores, por los caminos de un libro sin igual.