Los hábitos y costumbres del venezolano se han convertido en un drama familiar cuando en algunas comunidades lejos de entender el problema que nos involucra a todos hacia un futuro ruinoso pretenden, en un egocentrismo irracional, seguir conductas alejadas de la cooperación necesaria para abordar el conflicto.
Los venezolanos deben enviar al cesto de la basura esas ideas del consumismo innecesario para entrar en una etapa de razonamiento económico basado en el cumplimiento de la solución de los elementos básicos, dejando de lado la parte de las apariencias para cumplir objetivos realmente necesarios para vivir ajustados a las circunstancias creadas por factores externos como son la inflación, la inseguridad, la escasez, etc., que nos han convertido en angustiados habitantes algunas veces a nivel de sobrevivientes de una tragedia.
La revisión de las estructuras de costos mantenimiento y administración de los edificios debe abarcar no solo los ajustes necesarios en lo interno sino que deben extenderse a la exigencia de comprometer a las administradoras en esa tarea, porque ellas ejercen presión sobre los administrados dadas sus obligaciones y problemas derivados del medio ambiente institucional y del mercado (económico-comercial).
Una administradora si es de cierta dimensión no tiene dos o tres empleados sino que funciona con un numero superior y cuando se producen incrementos de salarios, bonos, etc., esto se refleja en el edificio, lo cual amerita una revisión en este contexto para buscar ajustes favorables.
Esto es solo un ejemplo de este problema. Sin embargo, los condominios deben a su vez buscar ingresos propios que pueden lograrse a través de aumento de alquiler de locales, salones de fiesta, etc., y también del reciclaje de los desechos, para lo cual existen empresas especializadas en el asunto que pueden contratar con los condominios y recibir en esta forma de aportes extras para los Fondos respectivos creados en los condominios para un mejor funcionamiento y garantía.
Así mismo con un espíritu “cooperacionista” se debe tratar de contratar empresas no solo para el mantenimiento de una unidad (edificio) sino de varios para reducir costos por mayores ingresos para el contratado.
Claro está, es difícil lograr esa cooperación necesaria dada las desviaciones derivadas por la presencia de quienes, ignorando los problemas se convierten en obstáculos, bien por su morosidad injustificada o por todo lo contrario, como es creer que todo se arregla pagando sin importar montos muchas veces por obtener el dinero no por la vía honesta del trabajo sino por la corrupción improductiva.
Igualmente es hora de precisar ingresos y gastos en forma matemático-contable al detalle, evitando corruptelas y malversación y otros vicios, tal cual como parece que ocurre en muchas ocasiones y en un hábito de no conflictos personales para “dejar pasar, dejar hacer”, lo cual trae consecuencias siempre dañinas para la comunidad.
Es hora de moralizar el gasto y cooperar en la creación de valores estratégicos económicos que fortalezcan la comunidad, para bien de la familia y su tranquilidad.
