Luis Fernando Castillo (68) era un hombre bastante activo a quien le gustaba trabajar y es que se ganó su vida como mecánico textil y una vez se jubiló, comenzó a trabajar con uno de sus ocho hijos en el área de decoración, había aprendido todo lo que era decorado en yeso.
Su rutina era la misma una vez que llegaba desde Sabana Grande a su casa en la parte alta de San Benito. Cenaba y bajaba a echar cuentos con sus amigos, la noche de este miércoles lo hizo. Cerca de las 8 de la noche, el sexagenario cruzaba la avenida hacia la entrada de San Jacinto y fue embestido por una patrulla, indicó su hijo Luis Castillo.
La patrulla que era una Toyota Machito signada con el número 030 y en la que iban cuatro funcionarios de Polilara. Según los testigos era conducida por un efectivo de apellido Alvarado quien iba a exceso de velocidad, además de venir sin luces y una vez que arrollaron al abuelo trataron de darse a la fuga.
Castillo comenta que la comunidad fue quien detuvo a la unidad policial y los cuatro funcionarios comenzaron agredir a los presentes, golpearon a una nieta del señor, mientras el mismo estaba tendido en el suelo.
Una ambulancia de los Bomberos de Iribarren lo trasladó hasta la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda en donde falleció a las 12:05 de la madrugada de ayer.
Los funcionarios desde un principio se negaron a prestar auxilio y tampoco aportaron nada para el abuelo, quien apenas pisó el Hospital le exigieron los implementos para atenderlo, comentó uno de sus hijos.
Aseguran que al lugar de los hechos le llegó apoyo a los uniformados, eran otros policías que como pudieron desaparecieron a los cuatros que estaban en el lugar y así mismo indican que todos se quitaban la identificación para que nadie pudiera saber sus identidades. Asegura Castillo que al mando de dicha unidad policial andaba un hombre, un comisionado quien fue el más hostil.
Al ver la forma grosera como actuaban pidieron ayuda a unos amigos del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) Lara, quienes fueron los que calmaron los ánimos y además entregaron la patrulla a los funcionarios de Transito Terrestre, porque las intenciones de muchos de los presentes era quemarla, pues estaban enardecidos ante el abuso policial.
Los familiares de la víctima fatal conocen que la unidad policial fue trasladada hasta la sede de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) antigua Aduana. Esperan que las investigaciones sean objetivas y se realicen como son debido, aunque según Castillo tenían conocimiento que los funcionarios de la Policía del estado estaban tranquilos en sus comandos, no habían sido llamados por autoridad alguna.
En las afueras de la morgue estaban los ocho hijos del sexagenario quienes lloraban por su muerte, relataban que su madre también de 68 años estaban en la casa muy devastada por la noticia, pues habían acabado con casi 50 años de relación que mantenían.
De la misma forma esperaban la entrega de su cuerpo varios de sus hermanos quienes eran bastante numerosos. Castillo era el quinto de 18 hermanos.