A pesar de que el alcalde de Palavecino, José Barreras, informará de que no hubo familias damnificadas por las fuertes lluvias que se presentaron en el municipio y que tan solo 12 hogares tuvieron pérdidas de enseres, un recorrido efectuado por periodistas de EL IMPULSO dentro del sector observó lo contrario.
Sugen Mercado, habitante de la comunidad La Alfarería (que bordea la quebrada La Mata) indicó que desde hace unos meses las urbanizaciones recientemente construidas en la parte de arriba del sector comenzaron a enlazarse con las tuberías de su comunidad, pero lamentablemente las cloacas no están capacitadas para soportar otras conexiones.
“A raíz de eso, el diluvio no tuvo piedad ni clemencia”, expresó Mercado. Quien relató que más de cuatro horas duraron las lluvias del día lunes y que no había pasado ni media hora cuando los materiales de construcción fueron arrastrados por las corrientes, lo que ocasionó que subiera el nivel del agua y se inundaran las casas del sector.
“Cuando el agua llegó a la casa socavó casi que la tercera parte del patio, si la lluvia hubiese continuado otra hora lo más seguro es que nos quedáramos sin casa. Incluso hasta un baño que teníamos en el patio se hundió. La avenida principal era una quebrada, esto era algo que no se veía desde el año 2011. Ahora cada vez que llueva nos quedaremos con el corazón en la boca, rogándole a Dios que nada nos pase”.
Igualmente, con las fuertes lluvias se desbordó la quebrada de la comunidad Tres Tapias. Vecinos en la zona narraron cómo el agua subió hasta 60 centímetros de altura y arrastró consigo todo tipo de basura y maleza.
Aquel evento ocasionó que el agua se represara en el paredón reciente construido de una empresa del Gobierno nacional que prontamente se inaugurará, pero la presión pudo más que el concreto y más de 500 metros del muro reventaron, toda esa fuerza de agua rompió en la invasión Villa Milagros.
“Estaba haciendo un trabajo cuando recibí una llamada de mi hermana de que nos inundamos. Cuando entré en conciencia noté cómo el agua dentro de mi casa comenzó a llegarme a las rodillas, fui a abrir la puerta y la fuerza del agua casi me tumbó, estaba a nivel de mi pecho. Perdí absolutamente todo, a pesar de que mi vivienda no se derrumbó es imposible que con las condiciones en la que está el país se pueden volver a comprar los electrodomésticos”, expresó Norelis Torres.
Testimonios como ese se escuchaban de todos los habitantes de la invasión. De 65 viviendas que hay en el sector tan solo cuatro no sufriendo ningún tipo de pérdidas. Los patios de las casas se llenaron de objetos, colchones y muebles que los ciudadanos intentaban salvar.
En ese mismo lugar, Andrea Valle vivía con su esposo en una vivienda construida con adobe, la cual por más de cuatro años había resistido a las fuertes lluvias sin sufrir ningún tipo de alteraciones, pero en esta ocasión no sucedió igual.
“El agua se metía por debajo de la puerta principalmente y más adelante por la gran presión que traía las paredes se rompieron completamente y la casa se comenzó a hundir. La lavadora empezó a nadar, perdimos la cama, los colchones y todos los aparatos eléctricos”.
El hogar de Valle quedó completamente inhabitable. Incluso la residente comentó que ella se mudó para Barquisimeto a estudiar Medicina y que perdió todos sus libros de textos en la inundación. “Yo no hacía más que llorar. Perdí toda mi documentación, mis libros que me costaron mucho trabajo comprar y de paso casi que me ahogo porque la corriente me tumbó y con el piso lodoso me hundía”.
Ana Pérez, vocera del consejo comunal del lugar, aseguró que el desbordamiento de las quebradas se origina por la falta de mantenimiento y contaminación en la zona. “Es un trabajo de todos, los residentes debemos de dejar de ensuciar las calles y el alcalde debe abocarse a atender a su municipio, no todo se resuelve con pintar bonito las avenidas principales. Varios de los árboles que se cayeron hemos denunciado que los tumben pero ni siquiera nos dan el permiso para hacerlo, ellos solo nos atienden cuando suceden las tragedias”.