Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) en la región Central, Llanos Centrales y Centro Occidental se efectuó una inestabilidad atmosférica en los niveles medios y altos de la tropósfera, producto de una vaguada que originó precipitaciones dispersas con actividad eléctrica.
Para este sábado 26 de noviembre a partir de las 6:30 de la tarde se pudieron apreciar fuertes precipitaciones a lo largo de toda la entidad, que originaron numerosos daños al oeste de la ciudad. Las lluvias continuaron este lunes, aproximadamente a las 8:30 de la noche, durante más de hora y media las precipitaciones ocasionaron irregularidades en los cuatro puntos cardinales del municipio Iribarren. Fue un evento que no sólo atentó contra viviendas sino contra la seguridad de los peatones y conductores quienes se enfrentaron a calles totalmente convertidas en lagunas.
En la avenida Ribereña, a la altura de la calle 12, se inundó el distribuidor que le permite al acceso a los conductores que vienen del centro de la ciudad a incorporarse en la autopista. La fuerza de la precipitación arrastró cantidades de escombros hacia las dos principales alcantarillas de la zona, lo que ocasionó que el agua se estancara con una altura de 50 centímetros.
Durante más de 10 horas se encontró obstaculizado el paso vehicular en el lugar.
Alrededor de las 8:00 de la mañana del martes se acercó una comisión del Instituto de Vialidad del estado Lara (Invilara), quienes se dispusieron en destapar los drenajes para posteriormente limpiar el túnel y permitir el libre tránsito a los conductores.
La directora de Invilara, Carolina Fortoul, manifestó que en días anteriores la institución se había encargado de la limpieza de las alcantarillas de la zona, pero lamentablemente cuando llueve todo lo que el agua encuentra a su camino lo arrastrará hacia el desagüe.
“Evitar las inundaciones de la ciudad en época de lluvias no es solo tarea de la Gobernación, todos deben poner su granito de arena. Lo que realmente tapó la alcantarilla fueron los desperdicios y basura que el agua arrastró desde el centro de la ciudad. Por más que mantengamos al día las alcantarillas si la ciudad se mantiene sucia esto seguirá sucediendo cada vez que llueva. Es importante crear conciencia en el ciudadano de no arrojar los desperdicios en la calle y guardarlos hasta que consiguen una papelera”, expresó Fortoul.
Efectivamente al momento que drenó el agua se podía visualizar todo tipo de desperdicios en el lugar, desde la placa de un automóvil hasta unos zapatos deteriorados tapaban la cloaca.
A lo largo de la avenida Ribereña se observaba cómo los cerros cedieron ante las lluvias, incluso es una situación que coloca en peligro las viviendas o ranchos que se encuentran a la orilla de la autopista.
La Ribereña con calle 48 cada vez que llueve igualmente se convierte en un estanque. El sitio principalmente se obstaculizó por un árbol que se cayó, pero incluso al ser recogido persistía el tránsito en la zona, ya que los conductores manejaban con prudencia al desconocer qué existía en medio de aquella laguna.
Arcaluz Vallares vive en el sector. La habitante relata que cada vez que llueve el agua se desvía hacia su hogar al no tener por dónde drenar, lo que ha producido gran cantidad de pérdidas materiales en su casa.
“Estamos cansados de pedirle ayuda a la Gobernación, quien no ha venido arreglar las cloacas porque supuestamente no tienen presupuesto. Ya ni siquiera tenemos nevera y cada vez que llueve tenemos que sacar los colchones para que se sequen”.
En el sector Santo Domingo tres viviendas se inundaron con las precipitaciones que sucedieron el día lunes. Los hogares se encuentran situados en un lugar donde pasa una cloaca, la cual debería desviar el agua hacia una canal, pero nunca lo terminaron de construir; esta situación sumada con los drenajes tapados en la zona origina que el agua baje a gran velocidad por la avenida e impacte en las viviendas.
“El cauce del agua viene desde el sector Garabatal. En la noche de ayer un camión se volteó porque no vio las piedras que arrastró el cerro. Incluso por la gran cantidad de aguas las tuberías se colapsan y se empiezan a desbordar los lavamanos y pocetas y duchas; no solo nos inundamos por el agua que viene desde afuera sino que nos inundamos desde adentro”, indicó Surami Pérez.
En su hogar residen tres menores de edad quienes se han enfermado de los pulmones por las lluvias e incluso se ven afectados de los nervios cada vez que comienza a llover. A pesar de que la hermana de Surami, quien vive en la casa de al lado, ha perdido todas sus pertenencias y ante eso pidió ser damnificada, la una respuesta que obtuvo fue que si su casa se mantenía en pie no podía ser trasladada.
“Las lluvias nos afecta de todas las maneras. No tenemos iluminación en la zona porque siempre se la roban y cuando acá llueve se produce un congestionamiento en la zona y los motorizados aprovechan de robar. Es decir tenemos que estar pendiente de que no se inunde nuestra casa, de no perder nuestros equipos, de que los niños no se los lleve la corriente y de paso evitar que nos roben a nosotros o quienes estén en nuestros alrededores”, indicó Pérez.
