El multitudinario homenaje en La Habana quedó atrás. Las cenizas de Fidel Castro emprenden este miércoles su viaje final, en un simbólico recorrido por la ruta de la Revolución que encabezó hace más de medio siglo.
La urna con las cenizas del líder cubano inicia su traslado hasta Santiago de Cuba, en el oriente de la isla, desandando el camino que hizo en 1959 junto al resto de revolucionarios, conocidos como los barbudos, en la llamada «Caravana de la libertad».
Así, Cuba celebra el quinto de los nueve días de luto que decretó en honor al cubano más importante de la historia moderna.
El martes cientos de miles de compatriotas de todas las edades se congregaron en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana para un acto de despedida del «Comandante en Jefe», fallecido la noche del viernes a los 90 años.
«Precisamente aquí, donde conmemoramos nuestras victorias, te decimos: ¡hasta la victoria siempre!», dijo el presidente cubano Raúl Castro, de 85 años, al culminar el acto evocando las glorias de su hermano.
«Caravana de la libertad»
Varias imágenes se han reproducido en estos días del momento cumbre de la caravana, cuando Castro entró de forma triunfal con los revolucionarios a La Habana tras recorrer casi 1.000 km en siete días, transformándose en una las figuras más destacadas del siglo XX.
El cortejo fúnebre parará en casi todas las provincias en las que Castro hizo escala en 1959 para afianzar la Revolución cubana.
Las cenizas serán depositadas finalmente el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago, donde descansan los restos del también icónico José Marti, héroe de la independencia cubana.
¿Quién nos cuidará?
Varios dirigentes de América Latina y África viajaron a Cuba para honrar a Fidel Castro, mientras Europa y Estados Unidos enviaron delegaciones de bajo perfil a excepción del primer ministro griego, Alexis Tsipras.
El presidente Barack Obama, que propulsó el histórico acercamiento de Estados Unidos y Cuba tras más de medio siglo de conflicto, estuvo representado apenas por su asesor adjunto de Seguridad, Ben Rodhes.
«Hoy nos toca llevar la bandera del socialismo bolivariano, martiano y cristiano», dijo con tono grandilocuente el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien se definió como heredero de la Revolución cubana.
«La luchas de Fidel, sus ideas, serán siempre. Quiero decirles que personalmente lo extrañaré, habrá una ausencia. ¿Quién me cuidará? ¿Quién nos cuidará? Estamos como nunca unidos para seguir luchando», señaló de su lado el mandatario boliviano Evo Morales.
Pero no todos los cubanos estaban de duelo ni fueron a la plaza. Joel, un instructor de educación física e 25 años, cree que la muerte de Fidel, «aunque triste, puede traer buenos cambios en Cuba».
«Yo soy fidelista, pero no comunista. Fidel me dio muchas cosas, una casa por ejemplo, pero la revolución me quitó muchas cosas también», explica.
Incertidumbre
La muerte de Fidel reaviva las preguntas que se iniciaron cuando se enfermó en 2006: ¿Qué pasará con la revolución y, sobre todo, qué pasará una vez que Raúl Castro deje el poder en 2018, tal como prometió?
Pero también, ¿qué pasará ahora?
«Si la muerte de Fidel resulta en un ritmo un poco más acelerado de reformas en Cuba, el acercamiento con Estados Unidos puede ser animado. Es una oportunidad para fortalecer la relación bilateral, pero mucho dependerá de lo que pasa dentro del gobierno cubano», comentó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de análisis de Washington.
Todos los dirigentes destacaron los logros de Fidel Castro en salud y educación. Pero su hermano Raúl deberá poner el foco en la economía de la isla, severamente castigada`por la crisis en Venezuela, que redujo en un 40% el envío de petróleo subsidiado.
Y también la posibilidad de un acercamiento con Estados Unidos, que permita levantar el embargo a la isla, parece desmoronarse.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó este mismo lunes con cancelar el proceso de aproximación a Cuba, a menos que la isla acepte negociar un «mejor acuerdo», tanto para los cubanos como para los estadounidenses.