La mayoría de los analistas económicos tanto nacionales como internacionales, incluyendo organismos internacionales de desarrollo como el Fondo Monetario Internacional, han coincidido en sus estudios que lamentablemente Venezuela cerrará el 2016 con el peor desempeño económico del mundo.
En las siguientes líneas intentaré corroborar esta hipótesis, analizando el desenvolvimiento económico de las principales variables macroeconómicas que a mi juicio, podrían explicar este desenlace. Por razones de espacio hemos escogido las más relevantes.
El indicador macroeconómico más importante de una economía es el Producto Interno Bruto o la producción nacional que hemos definido como el tamaño de la economía.
Pues bien, ese Producto Interno Bruto habrá disminuido a finales de este año entre -10% u – 12% y en los últimos tres años desde 2014 ha decrecido en un 25% de la producción nacional.
Tenemos doce trimestres consecutivos disminuyendo el tamaño de nuestra economía. Esta es la caída más grande de cualquier economía del mundo, con las mayores reservas probadas de petróleo de todo el planeta.
Hasta el año 2015, la disminución de la producción había sido muy parcialmente sustituida por importaciones públicas, a pesar que el precio del barril de petróleo promedio $44 y el nivel de ingresos por ese concepto fue de solo $36.000 millones de dólares.
Este año 2016 los precios del barril promediaron alrededor de $32 dólares el barril y los ingresos estimados por venta de petróleo serán al final de año de alrededor de $ 25 mil millones de dólares. Y según el último ministro de economía y finanzas, el nivel de importaciones este año no va a ser superior a los $ 16.000 millones de dólares.
Esta decisión junto con la disminución de la producción nacional son las dos razones más importantes, junto con la negativa de otorgar dólares al sector productivo, de la aguda escasez y desabastecimiento que padecemos actualmente.
Ante esta situación el gobierno nacional ha optado por permitir algunas importaciones a dólar paralelo de países vecinos, pero a precios internacionales que no son de fácil acceso para la población más vulnerable.
En una primera conclusión, podríamos señalar que ante la caída de los ingresos en dólares producto de la progresiva disminución de los precios del petróleo, el gobierno nacional optó por un profundo recorte en la asignación de divisas al sector privado, propiciando la paralización de empresas por la falta de materia prima y reducir al mínimo la compra de productos en el exterior.
La consecuencia visible y evidente ha sido escasez, desabastecimiento y largas y humillantes colas de venezolanos a las puertas de los supermercados a lo largo y ancho del país, en procura de alimentos básicos para su familia.
Otra de las variables macroeconómicas más importantes para nuestra economía es la inflación, que es el principal problema económico que tiene el país, y a pesar que el gobierno se muestra renuente a ofrecer información alguna al respecto, los economistas hemos acudido a información de fuente secundaria, a cifras extraoficiales y a cálculos realizados por organismos financieros internacionales, para poder realizar estimaciones sobre este impuesto perverso que nos afecta a casi todos por igual. Veamos: Venezuela ha experimentado en los últimos cuatro años la inflación más elevada del mundo.
En el año 2014 la tasa de inflación según el Banco Central de Venezuela fue del 68% y ya era la más elevada del mundo. En el año 2015, según el mismo Banco Central arrojó la muy ascéptica cifra de 180%, por lejos la más alta del mundo pero en realidad la inflación fue muy superior, según cálculos extraoficiales, a 400%, pero en el rubro alimentos la tasa de inflación estuvo cercana al 800% Este año, el comportamiento de la inflación ha sido inédito, es decir, nunca antes visto en la historia constitucional de Venezuela desde 1830, cuando nació la primera república.
Según la empresa Ecoanalítica del economista Asdrúbal Oliveros, la inflación anualizada de septiembre 2015 a septiembre 2016 ha sido calculada en 450% y para finales de este año sería superior a 500%. Pero, según esta misma fuente, la inflación de los precios que no están regulados por el estado, de los rubros que se consiguen en el mercado negro, por llamarlo de algún modo, es superior a 1.100% hasta septiembre de este año.
Según cálculos del Cenda-FVM (Centro de documentación y análisis social de la Federación Venezolana de Maestros), la cesta de alimentos básicos aumentó este año 459% mientras que la escasez pasó de 34,5% a 43,1% en estos rubros, pero en el sector de las medicinas, los niveles de escasez alcanzan hasta el 80%, según el presidente de la Asociación de Farmacias, Dr. Freddy Ceballos.
Finalmente en este preocupante tema de la inflación, es necesario señalar que el Fondo Monetario Internacional, uno de los organismos económicos internacionales más acreditados del mundo, ha calculado la inflación en nuestro país a finales del 2016 en 720%, sin incluir los dos últimos aumentos compulsivos del salario mínimo, pero para 2017, la ha calculado en 2.200%.
Por eso señalábamos líneas atrás que la inflación es uno de los problemas más acuciantes de nuestra precaria economía y al parecer, el gobierno nacional no la ha podido controlar por muchas razones que serían prolijo enumerar.
Otra variable macroeconómica a analizar es la liquidez monetaria que no es otra cosa que la cantidad de dinero en circulación que existe en una economía. Según Milton Friedman, uno de los economistas más brillantes de los Estados Unidos y premio nobel de economía, la única causa que conduce a la tan temida inflación es siempre un aumento continuo y desmedido de la liquidez monetaria. Y eso es precisamente lo que ha pasado en nuestra atribulada economía.
De hecho en los últimos tres años la cantidad de dinero en circulación se ha incrementado en 700%, al pasar de mil millones de bolívares en diciembre de 2012 a más de siete mil millones de bolívares en octubre de 2016, según cifras del Instituto Emisor, sin tomar en cuenta el último aumento del salario mínimo ni el pago de aguinaldos y utilidades de este año, lo cual elevaría la liquidez a más de diez mil millones de bolívares a finales de este año.
Lo grave del tema en cuestión es que este exponencial crecimiento monetario no ha sido producto de un aumento natural en la producción nacional o producto interno bruto, es decir, no fue como consecuencia de un crecimiento natural de nuestra economía, sino que ha sido producto de decisiones de carácter administrativo y discrecional del ejecutivo nacional a través de una constante y perversa emisión de dinero inorgánico y por lo tanto un crecimiento artificial de nuestra economía monetaria frente a una tasa de decrecimiento del producto interno bruto que se viene experimentando desde finales del 2013.
En otras palabras, creció exponencialmente la cantidad de dinero en manos del público en más de 700% durante tres años y decreció la producción nacional un 25% en ese mismo lapso lo cual se traduce en que hay más dinero en circulación pero menos productos que comprar y los precios que se ofrecen son exageradamente injustificados, lo cual se ha agravado con la presencia de un mercado informal floreciente, mal llamados bachaqueros, que distorsionan los precios y especulan con las necesidades de la población, sin control alguno por parte del gobierno nacional.
A la luz de las anteriores consideraciones, pudiéramos concluir entonces que, en efecto, este año será lamentablemente, el de peor desenvolvimiento económico en nuestra historia republicana.