Una vez entras en la casa de Marysabel Hernández te dan ganas de quedarte ahí para siempre, el olor a madera invade tus sentidos, te transportas a un universo paralelo y diferente, lleno de arte e imaginación. Su casa es su taller llamado Parapara, un hogar hecho a su medida, colmado de sorpresas y detalles que te enganchan desde el momento que abres la puerta. Cada pieza, bloque, silla, hasta la cerámica, fue ideada y construida por ella y su esposo.
“Parapara es el nombre de una semilla, usamos ese nombre porque mi esposo, al igual que yo trabaja con madera, y en alguna de nuestras esculturas y creaciones utilizamos esa semilla, entonces nos gustó. Además que suena artesanal, perfectamente puede combinar nuestros trabajos”.
Una casa, no muy grande, tipo cabañita, de dos plantas, muy funcional, el piso de cemento pulido, a la derecha encontramos la cocina, con un fino acabado de madera pulida, una mesa de centro para seis. “Un detalle curioso: es que cada silla tiene una forma diferente”. Su esposo, cuando se le ocurre un diseño nuevo, se queda con el prototipo. Las lámparas, antes de cumplir su función eran materos, que según nos comentó las consiguieron mientras caminaban por el centro de la ciudad. Y es que ella es así, curiosa, creativa e innovadora, “busca la manera de cambiar las perspectivas”.
Frente a tan ingeniosa cocina, encontramos una pequeña salita, con un mueble color crema, su mesa de centro, dos puff de colores llamativos y un televisor. “En la pared hay una escultura que para unos es una lagartija, pero para otros es un pez”. El patio es esa parte de la casa que te lleva a otra dimensión, decorado con estilo rudimentario, muebles en tonos azules, dándote una vista a sus maravillosos diseños que te hacen experimentar y capturar su sensación de libertad. Un espacio abierto lleno de diversas flores y mucha, mucha madera.
Conocerla a ella, es encontrarse a una mujer pequeñita, de ojos marrones muy expresivos y una sonrisa que irradia felicidad, amor, serenidad y armonía. Un corazón y espíritu de lucha, amante de la naturaleza, del arte y la madera.
Su hospitalidad te hace sentir como en casa
Una mujer llena de vida, de ilusiones, de sueños, que a través de su arte demuestra su misión, visión y metas en la vida. Admirar su trabajo y sus expresiones al hablar de él, invade tu espíritu, el ingenio y sobretodo la creatividad, la manera que ella consigue ver el potencial de su pasión, la madera y sus colores, te llega al corazón.
Expresar lo que ella es, en el tiempo que compartimos, es todo un reto. Describiría que dentro de su ser, es una persona inteligente, curiosa y sobretodo, muy cariñosa, le gustan los abrazos y hacerse sentir, tiene un corazón enorme.
En su trabajo es muy detallista. Marysabel hace unas hermosas bateas para decoración, talladas con madera de cedro. Nos explicó que ella no las hace, el formato lo compra a un señor por las afueras de Chivacoa, que usa el gran trozo de madera, lo vacía a mano con sus instrumentos y lo trabaja hasta darle la forma cóncava. “No son pedazos de madera que van uniendo, es un trabajo pesado de dedicación. No me olvido que,siempre hay un árbol grande comprometido”, suspiró.
“Mi trabajo es prepararla, lijarla, hacerle un acabado con pasta profesional, porque tiene la huella de la herramienta, la fondeo de blanco y luego les pongo color y el diseño que me inspire, no suele ser algo estructurado. Me dejo llevar”.
Sus diseños son coloridos y llenos de creatividad, expresan su calidez y su personalidad, las obras tienen detalles que ante los ojos de muchos son invisibles, pero para ella son horas de paciencia y dedicación. Otro dato curioso es que sus diseños llevan creyón, y no todo el mundo lo nota. Como diría el principito, “Lo esencial es invisible a los ojos”.
“A veces antes de prepararlas y lijarlas me doy cuenta que la madera es tan bella que no la pinto totalmente, sino que le dejo algunos pedazos para que se note su color original, y trabajo sobre ella”, nos comentó.
Una vez pintadas, espera que se seque, le coloca sellador y laca para luego de unas horas poder apreciar el espectacular trabajo.
“A partir de un trozo de madera, se me ocurre cualquier cosa. Desde pequeña he tenido un amor nato por la madera. De vez en cuando hago algo en lienzo o esculturas, pero no es algo que me apasione demasiado. En cambio, trabajar con madera me deja experimentar cosas nuevas, es interesante su carácter tridimensional. Puedo hacerle cambios, pintarlos como yo quiera, darle la forma que imagine. Logro explotar la creatividad y despertar la perspectiva de quien lo admire”.
Al ser una mujer curiosa, creativa e innovadora, no le gusta lo figurativo, le gusta lo abstracto, goza dar forma, dejar a la imaginación y que cada quien tenga una visión distinta de lo que hace. Una vez logra que las personas puedan imaginar, ya cumplió su cometido: “Transmitir”.
Sus diseños son coloridos y llenos de vida, juega con la combinación de colores sin miedo a arriesgarse, siempre sale algo hermoso y divertido que expresa su sentir. Su motivación e inspiración lo consigue en la naturaleza, sonríe al recordar que cada vez que van a la playa se traen palos, porque es lo que los motiva, los despierta desde sus diferentes puntos de vista logran unirse y hacer algo espléndido.
“No es fácil descubrir que es lo que uno va a hacer en la vida. Algunos son afortunados y saben desde siempre qué es lo que quieren hacer. A mí siempre me gustó pintar, desde la escuela, mi mejor momento era cuando llegaba la hora de colorear. Sobre todo el tema del color, yo dibujaba, pero lo que más me apasionaba eran los colores”.
Por otra parte, Marysabel está convencida que tiene ojos de arte. “Estoy entregada a lo que hago, el arte invade mi vida”.
Un trabajo que cabalga entre lo artesanal y el arte. Una inspiración, un sentimiento y una pasión que será capaz de despertarte los sentidos y explotará tu creatividad. Hoy por hoy, podemos decir que Marysabel Hernández es una mujer De Exportación.
Información: @marysabel.hernandez