El diálogo es vital en democracia, creemos que sin diálogo la democracia desaparece, el asunto es que en Venezuela desde hace tiempo no hay democracia. La gran pregunta: ¿Cómo dialogar con un régimen cuya principal característica es la inconstitucionalidad? Para que se vea más claro: Sí no respeta la Constitución de la república ¡qué va estar respetando un acuerdo con sus detractores!
Lo único que desea el gobierno ¡entiéndase bien! es llegar al 10 de enero de 2017 así sea a rastras, prometiendo lo que tenga que prometer, porque desde esa fecha el revocatorio implicaría solo cambio de presidente, no de gobierno, se mantendrían los mismos administradores, su dominio institucional, o sea, el mismo estatus quo todopoderoso e intocable.
En segundo lugar, sabemos que el gobierno desde las presidenciales de Chávez 2012, las de Maduro 2013 y especialmente el 6D, teme pavorosamente someterse a la evaluación electoral del pueblo. Las dos primeras las ganaron dilapidando los recursos de los venezolanos, controlando las instituciones públicas a placer y maniatando ilegalmente a la oposición, el 6D recibió la paliza del siglo. Ahora, proponer unas elecciones generales adelantadas donde el régimen no solo perdería la presidencia sino gobernadores, alcaldes, diputados y cabezas de los poderes públicos, nos parece una inocentada, una niñería, un sospechoso error, repetimos, el gobierno con tal de sobrepasar el 10 de enero 2017 dice y promete hoy lo que sus enemigos quieran oír… después “ya verá”.
El diálogo ya ha sido utilizado a beneficio exclusivo del régimen, primero un Chávez debilitado electoralmente en el 2002, oponiéndose a un referéndum consultivo y luego a uno revocatorio, lo que generó la nefasta crisis con sus pérdidas de vidas humanas y económicas. No fue sino cuando pudo controlar al CNE y repuntar en las encuestas que finalmente accedió, ya era tarde. En el 2014 Maduro hizo lo propio, en un momento álgido de protestas e ingobernabilidad, logró sentar a la oposición mientras reprimió y profundizó el modelo país que hoy nos está asfixiando.
Hoy en día, cuando el gobierno ha pisoteado la soberanía del pueblo al inhabilitar la Asamblea Nacional, al desproclamar tres diputados de Amazonas, al sabotear el revocatorio y burlar elecciones regionales, cuando su popularidad ronda el 12% (y cayendo) producto de la peor inflación, escasez, inseguridad, crisis de servicios públicos de nuestra historia (con tendencia a seguir agravándose) el régimen acude a la mediación internacional (incluyendo hábilmente al Vaticano) para salvar su pellejo, maniobra que al parecer le va a funcionar, es decir, Venezuela tiene la única oposición del planeta que al tener en jaque mate al gobierno accede a sus condiciones.
Para los que opinan que sin diálogo lo que le espera al país es violencia, confrontación y sangre, les recuerdo que precisamente bajo el chavismo esa nefasta triada ha ido incrementándose en estos 18 años. Pasamos de un país con un alto promedio de inseguridad de 4 mil muertes a manos del hampa en 1998 a finalizar este 2016 con cifras próximas a las 30 mil, sin mencionar las muertes aún sin esclarecer del 2002 y 2014. Pasan los días, los presos políticos se incrementan, así como las castraciones a nuestras libertades, derechos, la criminalización de la disidencia y la violencia paramilitar ante los displicentes ojos de las autoridades competentes… Estimado lector, creemos que es al revés: Un diálogo, que solo permitiría al chavismo permanecer en el poder, sí significaría la progresiva escalada de esos lamentables flagelos.
Entiéndase bien ¡No hay posibilidad de guerra civil!, para ello tendrían que existir dos bandos sociales en igual condición de legitimidad, el chavismo es minoría, los venezolanos que desean cambio, recuperación de la democracia, derechos y libertades sobrepasan el 80%, lo único que hoy existe es una lucha de una élite gubernamental que se autoendosó los recursos y órganos del Estado contra un pueblo explotado en su fe, cada vez más oprimido.
En conclusión, ¡presión social, no un forzado, descontextualizado y sospechoso diálogo!
