La presión brutal de la opinión pública internacional, la inquietud de los medios de comunicación y la preocupación de los facilitadores, obligaron al régimen de Nicolás Maduro a retroceder en sus intenciones de retirarse del diálogo.
De esta manera se expresó este jueves, el secretario de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Chúo Torrealba, luego de que el pasado miércoles efectivamente se manejara de manera extraoficial el abandono del Gobierno en la mesa de diálogo.
Recordó que tras el rechazo del Parlamento sobre el caso de los “narcosobrinos”, el Presidente intentó patear la mesa que comparte con la oposición, suspendiendo las reuniones de las comisiones técnicas que estaban pautadas para el miércoles.
Ante esta actitud, según cuenta, los representantes de la unidad sostuvieron un encuentro con el nuncio apostólico, monseñor Aldo Giordano y los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Martín Torrijos.
“Allí nos enteramos que no solamente estaba, según la jerga oficialista, congelado el diálogo a nivel de la comisiones técnicas, sino que estaba en veremos el posible encuentro del 6 de diciembre. Este intento por salir corriendo del diálogo, revela que el diálogo no es una trampa del régimen como algunos suponían, sino que, por el contrario, el diálogo es a lo que el régimen más teme. Al agredir y congelar el proceso de encuentro convocado por el Vaticano, los hechos revelan que la Mesa de la Unidad Democrática hizo lo correcto al sentarse en el diálogo nacional, pues así dejamos al desnudo al régimen en su compulsión autoritaria”, añadió.
Torrealba enfatizó durante su programa radial que, cuando se repunta la crisis, la necesidad de dialogar es mayor; aseguró que este mecanismo pacífico para la resolución de conflictos es “planetario” pues cuenta con el respaldo de la Organización de Estados Americanos, la Organización de Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y la mayoría de los gobiernos.
Para finalizar, indicó que el Ejecutivo participa “a regañadientes” y obligado por las circunstancias, las cuales demuestran claramente que así como no ha querido consultarle al pueblo sobre su mandato, tampoco quiere sentarse de manera sensata con sus adversarios políticos.