“Puma murió como tenía que morir, como un guerrero y por su vocación”.
Esas fueron parte de las emotivas palabras de Víctor Rodríguez, hermano menor del funcionario del Cicpc que fue asesinado, la tarde del martes, durante el cumplimiento de sus funciones en el sector 6 de La Paz, al oeste de Barquisimeto.
Entre lágrimas, lamento, vallenato a todo volumen y palabras de aliento, durante la mañana de este jueves, fue despedido José Luis Rodríguez Linárez, de 33 años, a quien rindieron honores en un acto en el que fue condecorado y ascendido post mortem a detective jefe.
Sus familiares, compañeros de trabajo y las tres niñas que quedan sin padre tras su partida, dejaron ver su tristeza en la conmovedora ceremonia.
“Hermano, no las dejas solas porque aquí estamos sus tíos y abuelos”, dijo Víctor, sacerdote de la Congregación Salesianos de Don Bosco de Caracas, en relación a las tres hijas del funcionario policial que fue víctima de la delincuencia organizada con la que buscaba acabar.
“Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios”, leyó el orador de orden un pensamiento de Simón Bolívar, mientras el cuerpo de Puma –como le decían por cariño–, fue recibido entre aplausos, para luego ser puesto frente al busto del Libertador que está en la sede de la subdelegación San Juan de Barquisimeto.
Allí su madre, la concejal del municipio Iribarren, Teresa Linárez, recibió la Bandera Nacional –como símbolo de entrega de la vida por la patria– y el Honor al Mérito con el que galardonaron a Puma.
Quienes trabajaron con José Luis, lo describieron como un hombre valiente, “buen compañero y gran amigo, que siempre estuvo presto a colaborar y hacía reír a sus allegados con cualquier ocurrencia.
La despedida terminó con la sepultura del “guerrero” en el cementerio Metropolitano, luego de una caravana de vehículos policiales que partió, como a la 1:00 de la tarde, del Cicpc San Juan.
Siempre le gustaron las armas
Puma era el tercero de seis hermanos y le gustaban las armas desde pequeño. Su sueño era ser como su padre, quien es policía retirado.
Con dedicación y sacrificio pudo lograrlo, pues se fue a estudiar criminalística en Maracay en el año 2008 y, luego de graduarse e ingresar a las filas de la policía científica en Aragua, fue transferido el 16 de agosto de 2010 a la subdelegación San Juan de Barquisimeto, en donde prestó sus servicios hasta el día del lamentable suceso.
En todo momento estuvo consciente del gran peligro que corría en el ejercicio de su profesión, pero “él era muy inteligente y se cuidaba”, comentó su hermano, quien vino desde la capital para realizar el oficio religioso.
Tras la pista de El Raulito
Raúl Antonio “El Raulito” Mendoza Mercado, de 30 años de edad y unos de los diez más buscados en el estado Lara, era el hombre que la comisión del Cicpc que integraba Rodríguez Linárez, intentó apresar la tarde de su muerte.
Fueron recibidos a balazos por cinco sujetos. Ya habían abatido a dos de ellos y él, con el temple que le caracterizaba, entró de primero a la casa donde se resguardaban los hampones, pero fue recibido sorpresivamente por una ráfaga de disparos cuando intentó abrir la puerta de una habitación.
Su verdugo, Manuel Jiménez Córdoba (26), fue abatido minutos después; sin embargo, El Raulito logró darse a la fuga, aunque ya se encuentran tras su pista.