“Cada paciente debe traer su lencería, sus sábanas, almohadas y cosas personales. Anteriormente se lavaba la ropa de ellos aquí porque era más cómodo, hay unos que vienen de otros estados, pero cómo hacemos ahorita”.
Sin poder trabajar como quieren se encuentra el personal de la lavandería del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp), pues las dos lavadoras con las que cuentan están dañadas.
La situación representa una evidente desmejora en el servicio de asistencia, pero también genera grandes pérdidas al hospital que debe deshacerse de más de mil compresas de manera diaria, pues no tiene cómo lavarlas.
“Antes se lavaban de una vez, luego las mandábamos a los servicios para que las empacaran y de ahí iban a la central de suministros para que las esterilizaran y pudieran volver a los servicios”, dijo a EL IMPULSO, el jefe de la lavandería, Eladio Linárez.
Estos paños de tela llegan a la lavandería llenos de sangre, provenientes de la sala de parto, pabellón y cirugía ambulatoria. Pueden ser reutilizadas entre tres y cuatro veces.
En el área de la lavandería hay equipos que tienen 62 años de existencia y obviamente, pasaron su vida útil.
Una sola lavadora sería “nueva”. Esta fue donada por el Seguro Social de Punto Fijo en el año 2008, y tiene alrededor de 10 meses averiada, pues se le quemó una tarjeta electrónica que solo es capaz de reponer un ente gubernamental.
“Estamos lavando, cuando nos traen insumos, en el Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga prestan la colaboración”, comentó Linárez, quien acotó que además requiere de jabón líquido, cloro, suavizante y un germicida para poder lavar, aunque la partida presupuestaria no da para adquirir dichos insumos.
Una gran máquina se aprecia a la mitad, con aspecto de abandono, en el servicio. Se trata de parte de una calandria que se trajo desde Falcón, mientras que el resto se quedó porque no cupo en el camión de transporte.
De lavar 500 kilos de ropa de manera diaria, pasaron en el Hcuamp a lavar en máquinas prestada, “la poquita lencería que queda en neonatal y algunos servicios”.
Promesas incumplidas
Reveló Linárez que en el año 2006, el Gobierno nacional remodeló la infraestructura y prometió unos equipos que nunca llegaron. Linda Amaro, como directora del hospital en aquel entonces, estaba gestionando dicha dotación.
Eran 6 compresores de aire, 9 lavadoras industriales, 3 máquinas de coser y otros equipos.