Temblando, prendido en fiebre y con el pie ensangrentado se encontraba, la mañana de este miércoles, el hijo de la señora Dilcia Escobar, quien lleva casi una semana internado en el Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga (Hupaz), resignado a la aparición “milagrosa” de una ampolla de anestesia que le permita ser intervenido quirúrgicamente.
La situación de escasez, en cuanto a esta sustancia se refiere, resulta verdaderamente alarmante para quienes acuden al Hupaz en busca de ayuda, pues ni las emergencias se están atendiendo.
Quienes necesitan ser operados inmediatamente son referidos al Hospital del Seguro Social Pastor Oropeza, mientras que los pacientes que requieren “cirugía de urgencia”, se les interna con la encomienda, en hombros de familiares, de conseguir todo lo necesario para la intervención.
Como el pequeño de la señora Escobar están varios niños. Todos con distintos padecimientos pero con el mismo inconveniente: compraron el kit quirúrgico, pero no consiguen anestesia “ni bachaqueada”.
Algunos infantes han esperado hasta 20 días para ser intervenidos mientras sus familiares buscaban la anestesia.
Implorando a Dios por ello, está el sobrino de la señora Katiusca Álvarez, quien ya lleva 11 largos días esperando. Cuando parecía que en El Tocuyo habían conseguido una ampolla de anestésico, ésta estaba vencida.
“Yo estoy dispuesta a pagar lo que sea por sacar al muchacho de aquí”, profirió Álvarez.
Adquisición compleja
Este medicamento puede encontrarse “bachaqueado” entre los 30 y 40 mil bolívares, según develaron algunos padres, quienes además confesaron que, a través de las mismas enfermeras y trabajadores de instituciones públicas o privadas, se hacen las conexiones para dar con la persona que vende el producto a un precio exorbitante.
No obstante, el jefe de Cirugía del Hupaz, César Delgado, dijo que el manejo de la anestesia es delicado.
Si bien aceptan estas ampollas traídas por los familiares, les preguntan por la procedencia del fármaco, porque este debe ser tratado rigurosamente.
“Es de uso hospitalario y no lo venden en las farmacias. Ninguna clínica que lo tenga lo va a vender porque están sufriendo el mismo problema por el que nosotros pasamos”, dijo.
Delgado hizo el llamado a las autoridades competentes a abocarse a atender la precariedad, pues teme que se presente “un accidente masivo” y se vean sin poder hacer algo.