“Bueno que es lo que pasa, déjenme tranquilo vale”, le decía Lennys Pastor Figueroa Pinto (60) a un sujeto que se bajó de un Arauca azul. “Nada, perdiste, perdiste”, contestó el sujeto quien empuñó en su mano una pistola y sin que le temblara el pulso disparó en contra del hombre, dejándolo tendido en el sector 1 de la Ruezga Norte.
El hombre abordó el vehículo y se fueron.
Las detonaciones alertaron a los vecinos quienes salieron y vieron que se trataba de Lennys. El hombre era conocido por la zona, vivía por unas de las veredas del sector.
“Desde pequeño tenía problemas de consumo de droga, pero era una persona que no se metía con nadie, nos colaboraba con mandados y a recoger la basura de la zona, desde está mañana andaba en eso”, comentó una de las vecinas del lugar quien prefirió no identificarse.
Con gran pesar miraba el cuerpo, explicaba que hasta se había criado con su hijo de muchachito, pero Lennys agarró los malos pasos, relató que dejaba tres hijos en orfandad y hace poco tiempo en la urbanización Las Sábilas, le habían matado a un hijo mayor, esa muerte lo había afectado mucho, tanto que se metió más en el vicio, destacó la doña.
Al lugar llegó uno de sus hijos quien no quiso declarar al respecto, solo levantó el trapo utilizado para taparlo, le tomó sus manos y allí lo observó por un largo rato.
Uno de los testigos del hecho indica que ese carro tiene varias semanas dando vueltas por la zona, al parecer lo estaban cazando.
Algunos se atrevieron a comentar entre dientes que seguro debía algo y por ello lo mataron.
Trascendió que la víctima fatal tenía en su haber varias entradas policiales algunas por faltas, actualmente residía con sus hermanas y su padre quien se encuentra en una silla de rueda.
Funcionarios del Eje Contra Homicidios acudieron al lugar e hicieron el respectivo levantamiento del cuerpo.
Por la forma como se dieron los hechos, el principal móvil que manejan los investigadores de este crimen es la venganza.