Pregunta recurrente en los venezolanos que han adversado al Gobierno durante los últimos años, en especial luego de vivir momentos de triunfos democráticos y civiles como ganar alguna elección o haber sido testigo de marchas multitudinarias. La interrogante deriva de las expectativas que cada quien se hace, algunas autogeneradas, y otras promovidas según el interés del momento. Lo cierto es que esos momentos de cúspide emocional en los últimos años han continuado con profundas desilusiones. Sin embargo, a pesar de lo que muchos pesimistas afirman, esta vez puede ser diferente.
La razón por lo que los acontecimientos actuales pudieran terminar en una situación distinta parte de un hecho fundamental, y es que la oportunidad para un cambio está abierta, como lo ha estado en otras ocasiones, todo depende de las cartas que cada quien juegue. La mano del Gobierno sigue siendo la misma, la violencia psicológica de las instituciones al servicio del Poder, la violencia real de bandas civiles armadas que actúan fuera de la Ley, y el permanente fantasma de los militares que se lavan las manos apegándose a la Constitución según les convenga.
Quien tiene en sus manos cambiar los resultados del juego es la oposición, particularmente a través de la MUD como órgano que aglutina el elemento Político de ésta. Hasta ahora la línea electoral ha prevalecido, y con ella la lucha democrática se convirtió en una carrera de obstáculos, en la que de manera muy lenta se han ido ganando espacios. Si bien esta estrategia pareciera haber rendido frutos, la realidad es que los tiempos de los ciudadanos no son los mismos de la Política, y lo que tanto se temía terminó ocurriendo, y es que el hambre ha corrido más rápido que los tiempos electorales.
En este momento la MUD se encuentra ante un gran dilema, cuya mayor expresión fue la confusión que reinó días atrás en torno al “supuesto diálogo”, el cual luego de muchos vaivenes de ir o no ir, al parecer terminará en si ir, pero a la vez sin que todos vayan, y mientras tanto también en la calle. Si, así de enredada está la posición de la MUD al momento de escribir estas líneas. Esto sin duda generará mayor incertidumbre en el ciudadano, y lamentablemente futura desmovilización, algo a lo que sin duda apuesta el Gobierno.
Tarea nada fácil la de la MUD, salir del laberinto en el que ella misma se ha metido. Seguir convocando a la calle es una gran responsabilidad, y por ello algunos de sus dirigentes han sido muy cautelosos en apelar a este recurso. Pero con el camino electoral cerrado, y el diálogo aparentemente puesto más como una trampa para ganar tiempo que como un mecanismo real de conciliación, la gran interrogante para la MUD es si será coherente con los discursos que con tanta elocuencia algunos de sus miembros han dado estos días, o insistirá en el camino ya transitado esperando obtener resultados distintos.
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