El cuarto kilogramo de café, entre otras presentaciones, vuelve a los anaqueles. Desde hace par de semanas se aprecia la introducción al mercado de empaques de menor tamaño y proporción a precios decretos por algunos como “asequibles”. La propuesta ha sido vista como una alternativa que se ajusta al bolsillo venezolano, ya que en los últimos meses el consumidor se ha inclinado por adquirir lo estrictamente necesario para el momento. No obstante, Rodrigo Agudo, especialista en producción agroalimentaria, comenta que esto es “una manera de administrar la escasez”.
Indicó que la mayoría de estos empaques diferenciados se desarrollan en economías distintas a la venezolana y que en el mejor de los casos se trataría de marcas nacionales fabricadas en el exterior. Recordó que a Venezuela también se ha importado Harina Pan colombiana, en formatos de 500 gramos y 2 kilogramos, pero esto corresponde a demandas del mercado del vecino país y no estrictamente del venezolano.
Apuntó que estas presentaciones de producción nacional en empaques pequeños, son un medio empleado por la agroindustria para distribuir entre mayor número de venezolanos la poca materia prima recibida. Calificó la medida como una “racionalización de los mecanismos de abastecimiento”.
-El problema del abastecimiento es estructural. Independientemente de que estén apareciendo, en presentaciones diferenciadas, productos que tenían tiempo fuera del mercado, es una situación coyuntural y no responde a una acción que ataque el problema fundamental del desabastecimiento, que es un manejo equivocado de la economía y especialmente del desarrollo del sector agroalimentario.
La macrodevaluación
El especialista en producción agroalimentaria agregó que la mayoría de estos empaques responden a importaciones descontroladas, no planificadas, que no resuelven el problema venezolano, sino que lo agravan. “Estas importaciones, financiadas a dólar libre, se venden en el mercado venezolano a ese valor”, lo que en términos reales sería una “macrodevaluación permitida por el gobierno”, con “el afán de hacer que aparezcan algunos rubros”, sin tomar decisiones coherentes y coordinadas.
Apuntó que estos productos, que además desaparecerán, elevarán los precios del mercado, pero en su siguiente aparición, habrá una marcada diferencia entre estos y los controlados dados.
Subrayó que se trata de una medida desesperada de un gobierno que no cuenta con los recursos suficientes para coordinar políticas reales de abastecimiento alimentario. Serían medidas aisladas que no resuelven el problema real.
Agudo sostuvo que para reactivar de manera urgente el aparato productivo nacional, será preciso que Venezuela acuda a financiamiento internacional, para el cual las entidades extranjeras exigen gobernabilidad o, al menos, un acuerdo nacional que implique un plan de reconstrucción del sistema productivo, en especial el agroalimentario.
A esperas de un precio
Al consultar a Agudo cómo afecta a la agroindustria y al sector productivo en general cuáles gremios de la azúcar, maíz blanco y café esperen por revisión y reajuste de precios, a fin de iniciar ciclos o distribuir cosecha con garantías de rentabilidad, fue enfático al señalar que el gobierno sigue sin abrir los espacios de negociación, a objeto de brindar garantías y hallar solución a la problemática productiva.
-Por no dar su brazo a torcer y reconocer que tienen políticas equivocadas, no aprueban propuestas de los sectores y acaban con el circuito agroproductivo venezolano.
Rechazó que, por el contrario, el Gobierno Nacional sí apruebe importación a tasas elevadas, hechas por empresarios vinculados al mismo gobierno.
Recordó que por mecanismos como el citado, se venden un kilogramo de harina a Bs. 2.500 y hasta Bs. 3.000, mientras que compañías venezolanas como Empresas Polar, anuncian paralización de sus plantas, ante falta de rentabilidad de agroproductores y agroindustrias.