No todos estamos dotados del don de la oportunidad, pero está claro que si lo tuviéramos nos evitaríamos muchos malentendidos y problemas.
Nuestras intenciones no siempre son suficientes. En ocasiones hacemos algún comentario guiados por una buena intención, pero nuestra habilidad comunicativa nos traiciona, fallamos en nuestro intento y metemos la pata.
Desde luego, no existen reglas para aprender a ser o oportunos ni pócimas mágicas que nos capaciten milagrosamente para decir en todas las circunstancias la palabra justa en el momento justo. Pero en ocasiones sí podemos hacer caso de nuestra intuición e intentar ser prevenidos antes de ser indirectos o de incomodar a la persona a la que nos dirigimos.
En este sentido, será básico fijarnos en su lenguaje no verbal, que sepamos interpretar su mirada y sus gestos antes de intervenir nosotros en la conversación. Si somos empáticos y sabemos escuchar, tendremos ya mucho ganado.
Las personas que suelen tener relaciones más satisfactorias con los demás no sólo se caracterizan por saber hablar, sino que también destacan por su capacidad para saber escuchar.
Cuando prestamos atención a los nos dicen, la persona que nos habla se siente reconfortada y animada para seguir conversando con nosotros. No sólo con nuestras palabras podemos demostrar que estamos escuchando con atención, pues nuestro cuerpo también lo expresa.
Si miramos a los ojos a nuestro interlocutor, si asentimos a lo que nos dice con la cabeza o nos inclinamos ligeramente hacia adelante mostramos interés por lo que nos explica. En cambio, si miramos el reloj, bostezamos o miramos hacia otro lado, lo que hacemos es mostrar poco interés.
Una forma de mostrar nuestra atención por lo que nos expresan consiste en mostrarlo con nuestro rostro. Sería incongruente que si nos hablase de la pérdida de un hermano suyo en un accidente, nosotros pusiéramos cara de alegría. En cambio, si nos habla de un reciente éxito suyo, lo normal es que la expresión de nuestra cara denote ilusión.
En cuanto a los recursos verbales que podemos utilizar para mostrar que estamos escuchando a la persona que nos habla destacan: Los monosílabos del tipo «ya», «sí», «no». Las expresiones «entiendo», «claro» o por «supuesto». sintetizar lo que nuestros interlocutor nos ha dicho: «si no me equivoco…», «quieres decir que…», «o sea que…», «¿pretendes decirme que…?, entre otros.
Las repeticiones: consiste en repetir el mensaje principal que recibimos; por ejemplo, s nos dicen «A pesar de haberlo visto más de una vez, sólo nos dicen «a pesar de haber visto más de una vez, sólo recuerdo sus bonitos ojos», podemos responder «no me extraña, sus bonitos ojos son preciosos». Algunos sonidos guturales del tipo «aja», «mmm…», entre otros, son muy efectivos según el caso.