Los hombres somos los principales responsables de la muerte del romanticismo. Hoy la mayoría se orienta por los hedores de la prosperidad y el abolengo, mientras ellas aceptan cualquier ejemplar que garantice cierta masculinidad. Aquí me incluyo, aunque no dejo de reconocer que di un ligero vistazo al balance de Arnaldo Mora, mi siempre amado suegro (qepd), antes de darle el sí a mi esposa.
Pero el tema de esta crónica no es el materialismo que impide la formación de parejas sino, por el contrario, la difícil situación que estas atraviesan una vez constituidas para soportarse recíprocamente.
¿Cómo sobrevivir ese terrible tormento que denominan matrimonio en esta infernal crisis de hambre, falta de medicinas, inseguridad, dudas políticas entre malos y buenos, es decir, gobierno-oposición, aunque al final no sabemos quién es quién?
Mi tesis siempre ha sido: “Haz feliz, mejor, infinitamente feliz a tu pareja”. ¡Ojo!, una sola, porque en estos tiempos la situación económica nos borró aquel decreto de que “los hombres tenemos derecho a 7 mujeres”. Puede que tenga vigencia, pero para la época el bolsillo no permite otros sustentos.
Fue una teoría que se remonta a inicios del siglo 20. Según las estadísticas en el mundo existían 7 mujeres por cada hombre. No mal interpreten: «no significaba para cada hombre».
No obstante, la Biblia, en Isaías 4:1 señala: “Porque 7 mujeres echarán mano de un hombre en aquel día, diciendo: Nuestro pan comeremos y con nuestra ropa nos vestiremos; tan sólo déjanos llevar tu nombre; quita nuestro oprobio”. Aquí por lo menos paliamos la crisis.
Ahora que ellas no tienen acceso a las cuentas y propiedades porque este brutal ambiente nos consumió todo, están más que justificadas algunas recomendaciones para preservar la unión conyugal teniendo como abanderada la mentira.
1. Trata por todos los medios de que ignore la verdad. ¿Cuál verdad? ¿Presumir que aún podemos sacarla a almorzar al Sambil?
2. Evita que le de hambre “porque amor con hambre no dura”. Cuando la mujer piensa con el estómago toda Venezuela tiembla, sin poder echarle la culpa a Maduro, porque si ella es oficialista, entonces los problemas los multiplicas por dos. Dios no creó a la mujer para dialogar.
3. Cero comparaciones: Nunca hables bien de otra mujer porque le das licencia para que empiece a compararte a ti. Tú y yo sabemos que si nos comparan con otro que semanalmente haga un mercado con atún, carne, pollo, harina pan, arroz, espaguetis y otras exquisiteces saldremos perdiendo.
4. Para ti no existió ni existe otra. Fue la primera, la única, la definitiva; al menos hasta que encontremos mejor chance, que es difícil.
5. Si eres un chulo que vive a sus costillas, al menos disimula. Un detalle, si te alcanza el sueldo mínimo nunca cae mal un regalo, un momento especial, una poesía, un peluche, unas rosas, una foto de Chávez, todas caben.
6. Toda mujer en lo más profundo de su corazón desea a un hombre fuerte que la ame, así como yo, nacido en San Cristóbal y criado en Barquisimeto.
No importa lo que hagas, mientras este gobierno dure, siempre estarás abajo. Estas recomendaciones son para que sobrevivas, no para que seas dichoso.