El 4 de febrero de 1931, a las 8:55 am, un avión marca Farman-190, de fabricación francesa, color verde oliva y marrón claro, con una tripulación compuesta por el teniente Vicente Landaeta Gil, el teniente Julio Fortoul, el subteniente Alfredo García y el mecánico Ángel Stoppello, el cual cumplía la ruta Maracay-Barquisimeto y formaba parte de una escuadra de tres aeronaves, se estrelló en el campo aéreo de nuestra ciudad “debido al mal tiempo y la impericia del piloto” (Informe SAR 04-02-31 N° 01).
El teniente y piloto Vicente Landaeta Gil fue la única víctima de la colisión, al ser expedido de la aeronave y sufriendo múltiples contusiones. Inmediatamente fue conducido a la clínica del doctor Honorio Sigala, donde falleció producto de la gravedad de las lesiones. El resto de la tripulación resultó lesionada. En su honor y por ser el primer militar víctima de una tragedia aérea, la base militar contigua al aeropuerto local lleva su nombre.
El accidente fue presenciado por cientos de espectadores, entre ellos el agudo y contumaz fotógrafo Evaristo Reyes Yánez, quien realizó varias tomas del accidente: el avión clavado en la pista; el traslado de los lesionados y la presencia de las autoridades militares y público. Reyes Yánez produjo un juego de ocho postales alusivas a la tragedia que se agotaron rápidamente. Entre el público presente se encontraba el coronel Domingo Romero, jefe de las armas nacionales acantonadas en esta plaza, quien se encargó del traslado de los lesionados. Al tanto, arribaría el Presidente del Estado, Eustoquio Gómez, quien nunca más se montó en una aeronave.
Por ser el primer accidente fatal de la aviación militar en Venezuela, hubo que esperar la llegada de técnicos procedentes de Maracay y otro designado por el consultor técnico del ejército francés Roberto Guerin, quien consignó un informe siete páginas sobre el accidente.
Mientras llegaba la comisión, un grupo de “La Sagrada”, suerte de guardia pretoriana del mandamás regional, resguardó el lugar del accidente en espera de la comisión investigadora, aun cuando el comandante general de la Aviación, quien se encontraba en Barinas, se trasladó el mismo día del suceso a esta ciudad. El cuerpo del infortunado piloto fue velado en la clínica Sigala; trasladado al templo de la Concepción y enterrado en el cementerio general. Al tanto que los dos aviones que lo acompañaban, parte del escuadrón, sobrevolaron el camposanto en señal de duelo.
Al tanto del siniestro, llegó Amábilis Cordero, quien encontró impedimentos para realizar la filmación del hecho, se trasladó justamente donde queda el actual aeropuerto, para simular con una escenografía rudimentaria el suceso: erigió una torre, construyó un avión de cartón y simuló parte de la tragedia. Recurrió a ardides hollywodenses para reconstruir el hecho. De allí produjo “La tragedia del piloto Landaeta”, estrenada en el cine “Sequera” en mayo de 1931, el cual resultaría su primer documental de ficción.
Para entonces el campo aéreo de la ciudad se ubicaba donde hoy se encuentra un complejo deportivo de piscinas y canchas de tenis. El primero donde aterrizó el precursor de la aviación venezolana Fran Boland el 3 de noviembre de 1912, se encontraba en las cercanías de la actual comandancia de la policía, considerada parte, a comienzos del siglo XX parte de las sabanas de La Ruezga. Por lo cual, hasta la fecha, Barquisimeto ha contado con tres puertos aéreos.