Jesús Parra recibió una encomienda que no esperaba. Novato sensación en el pitcheo de Cardenales, le entregaron en el noveno, arriba 3-2, una situación dificilísima, tres en base con un out. Con temple retiró a Gregorio Petit en un globo que provocó excelente jugada de Vargas detrás del cuadro, y se fajó para retirar con ponche cantado al peligroso Harold Castro. Entonces, ya no le quedaban casi recursos en el bullpen al piloto larense.
Poco antes, Carlos Rivero no tocó a un corredor sorprendido entre segunda y tercera para convertir en angustiante el episodio de cierre. Tiago Da Silva le sirvió bola de jonrón a Henry Rodríguez con uno a bordo y Aguilar conectó hit para comenzar a enredar el juego para la visita. El partido fue otro duelo sin anotaciones hasta el séptimo episodio.
Parecido el careo a los más recientes de los pájaros rojos. Los pecados del Caracas fueron de gran ayuda. Boleto y wild antecedieron un hit de Rivero en el octavo. En el noveno con dos a bordo hubo wild y error para que asombrosamente anotaran Escobar y Vargas desde segunda y la inicial.
Néstor Molina hizo 65 pitcheos y sacó los outs importantes con dos en circulación en los tres primeros episodios. El zurdo Robert Carson se encargó de dos en el sexto, Osmer Morales liquidó los cuatro que encaró en el séptimo y Kendy Batista hizo lo propio en el octavo, previo todo al susto grande en el cierre. Dorante está resolviendo sobre la marcha porque no tiene cerrador definido. En medio de los cuatro triunfos al hilo ha dependido de un bullpen poco utilizado en la primera mitad de campaña a la hora de las definiciones. Carlos Rivero parece despertar de un prolongado letargo y sus tres incogibles de ayer, tras un día en la banca, son una buena noticia.
El anuncio del arribo de Paulo Orlando este domingo genera todavía más optimismo en la cueva de los alados, cuyas veinte conquistas a estas alturas marcan una cifra resbaladiza en años anteriores. Buen comienzo de la gira y hoy el rival será La Guaira, otro de los equipos que vive un gran momento. Se sufre pero se gana en una semana llena de finales espeluznantes.