En la puerta de la Unidad Educativa Estadal Antonio Pinto Salinas, está el portero quien abre las puertas de la institución, indica que se acaban de ir los funcionarios del Cicpc, no se ven niños y es que fueron despachados a las 10 de la mañana porque no había servicio de comedor. Delincuentes acabaron con la despensa del comedor que beneficia a 623 pequeños que ven clases desde educación inicial hasta sexto grado, en la escuela que está ubicada en la comunidad de El Garabatal, zona oeste de la ciudad.
Tres madres procesadoras llegaron a las 6 de la mañana de ayer y al ingresar al comedor se percataron que la puerta estaba abierta, la misma había sido violentada, la sacaron de su lugar, la preocupación las invadió y al comenzar a revisar se dieron cuenta que las habían saqueado.
Los maleantes que ingresaron a la escuela cargaron consigo un saco de caraotas, así como bultos de la misma que daban un total de 106 kilos de granos, 240 kilos de pasta que son 20 bultos de pasta, 18 litros de aceite, 10 kilos de sal y 6 kilos de azúcar. En el piso quedaron algunos kilos de arroz y otras cosas que no terminaron de llevarse, informó la profesora Lolimar Santoyo.
Indicó la dama que la comida fue distribuida hace diez días y lo que quedaba era para un poco más de cinco días.
Explica además la profesora que es el segundo robo que se registra en el plantel, ya que hace un mes los hampones se metieron, vaciaron un tanque de agua que surte al comedor y se lo llevaron. Ahora tenían agua por la colaboración de los representantes.
No sintió
Cabe destacar que la institución estadal cuenta con un vigilante nocturno, la primera vez que fueron visitados por los ladrones no quiso meterse porque temió por su vida y en está oportunidad asegura no haber sentido ruido alguno, porque cuando pasan las 2 de la madrugada no recorre el plantel por motivos de seguridad, ya que son personas que se encuentran desarmadas y dicha escuela está rodeada de una comunidad un tanto peligrosa, además de dos invasiones.
Aseguran los trabajadores que aunque los vecinos escucharon o hubieran visto algo, no se atreven a denunciar, ni decir nada al respecto, porque sienten temor que los delincuentes tomen represalias en su contra.
Es común
Este tipo de situaciones se ha vuelto común en las instituciones educativas de la entidad larense y desde el mes de octubre hasta la fecha, cuatro planteles sufrieron robo, en dos de ellos, el botín de los delincuentes fue la comida. Uno en Santa Rosalía, parroquia Juan de Villegas, dos en la zona Norte y este nuevo hecho.
El llamado que hacen los educadores y representantes es a los organismos competentes para que se realicen las investigaciones competentes en cuanto a todos estos hurtos en planteles educativos.