Por la puerta del sol – Lecturas reflexivas (1)

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“Fausto mi querido Fausto, tu fecha de oro fue luego tu triste sombra. Saciaste tus apetitos, vendiste tu alma; solo tú te animaste a traicionar tu alma”. (W. Goethe)

Las grandes frustraciones religiosas es la razón principal por la que el ser humano no descansa en la búsqueda de hallar conocimientos, poder, felicidad, comprender a Dios y también las paradojas que encierra la vida.
En cada una de las obras de W.J. Goethe encontramos pedazos sueltos de su propia personalidad. Su genio consistió en la reflexión profunda que hizo siempre sobre la vida del hombre y su destino, reflexión que extendió a la naturaleza. La imaginación siempre estuvo enlazada a sus propias experiencias.

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Aparte de ser abogado, dominó la ciencia, la pintura, la poesía, la crítica, la filosofía y el arte en general. Entre sus obras figura la Metamorfosis de las plantas y valiosos aportes que hizo a la óptica y teoría de los colores. Sus creaciones invitan a soñar y a la vez incitan a fijarnos en sus sutilezas. Los sustantivos desfilan elegantemente por sus obras escoltadas por epítetos, indispensables, recreativos, encanto grato para los sentidos. Sus palabras cobran en cada lectura un color nuevo, una nueva forma, una nueva enseñanza.

Duró sesenta años escribiendo el Fausto, obra en la que plasmó sus ideas, experiencias y problemas propios de la vida. En ella da vía libre a sus aguas para que fluyan, corran y se deslicen libremente, pendiente siempre su ojo sagaz de la dirección de la linfa y esencia vital de cada obra.

Como innovador, rompió toda clase de trabas, se fue con su pluma por donde quiso, despreció la tradición, se negó a sujetarse a las normas y lineamiento de otros escritores, dejándose llevar por la propia inspiración, obteniendo de esta manera su estilo propio. Supo desarrollar su argumento. Varias obras dejó al mundo, las que a pesar de los siglos siguen siendo las más importantes de la Literatura universal. ¿Quién no ha leído su libro “Werther” cuya lectura deja en el alma la sensación indeleble de dulce añoranza? historia de aquel joven que no concebía la vida sin la plena felicidad, temía enamorarse para no sufrir, sin embargo pasando un tiempo se enamora con tanto delirio de una mujer ajena, error que lo lleva a la muerte. En esta obra dejó el insigne escritor plasmada toda su rabia, toda su amargura, todas sus pasiones y todas sus hieles. Werther es la voz del desaliento del corazón, mientras que su obra máxima “Fausto” es la voz del desencanto de la razón.

Para lograr sus fines el hombre es capaz de llegar a las más bajas pasiones. En “Fausto” Goethe logró anular los límites morales para hundirse en la insensibilidad. No se limitó a exponer en su obra el destino del protagonista sino el destino del hombre y su gran inclinación a sus apetencias, fantasías y desvíos –En sus horas de angustia y de deseo se fue opacando la luz de su reflexión ante el cabello, los ojos, la piel y aquel objeto de su delirio. Sobre él se abovedaba el destino y se desbordaba su pasión, dejando fuera la conciencia y sus escrúpulos…

El bien y el mal son caminos que subyacen en el interior de cada uno, paradojas de luz y oscuridad, búsqueda incansable espiritual y material del hombre que lo llevan a librar sus propias batallas como ocurre en su epopeya sublime, excelsa y única: “Fausto”.

La ambición, el poder y las pasiones carnales fuerzan el ser humano a jugarse su propia tranquilidad, honor y hasta su misma alma, a cambio de placeres y lujurias terrenales.
Continúa la semana entrante.

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