¿Culpables o inocentes? Jurado decide suerte de sobrinos presidenciales

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¿Culpables o inocentes? El jurado decidirá a partir del viernes si deja o no en prisión a los dos sobrinos de la primera dama de Venezuela, acusados de planificar el envío de 800 kg de cocaína a Estados Unidos.

Tras el fin de los argumentos de la fiscalía y la defensa este jueves, el jurado debe comenzar las deliberaciones el viernes. Su decisión, que debe ser unánime como en todos los casos penales, puede conocerse el mismo día en la tarde o el lunes.

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«Este caso es una aberración total. Hay tantas dudas razonables» sobre las pruebas que supuestamente les incriminan, dijo en su argumento final Randall Jackson, abogado del acusado Efraín Antonio Campo Flores, de 30 años, mirando a los ojos del jurado.

Campo Flores y su primo Franqui Francisco Flores de Freitas, de 31, son sobrinos de Cilia Flores, la esposa del presidente venezolano Nicolás Maduro. Están acusados de dos delitos: conspirar para enviar droga a Estados Unidos y conspirar para manufacturar y distribuir droga en el país. Si declarados culpables, su pena será de 10 años como mínimo por cada delito y de cadena perpetua como máximo.

Ambos fueron detenidos en Haití en noviembre del año pasado por la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, y trasladados a Nueva York, donde han permanecido casi un año en prisión a la espera del juicio.

Los sobrinos viajaron a Haití en un jet privado y supuestamente debían recibir allí 11 millones de dólares por organizar el envío de un primer cargamento de droga, pero fueron arrestados.

Sus abogados dicen que fueron víctimas de una trampa de informantes inescrupulosos de la DEA y que son tan «estúpidos» y «novatos» que cayeron en ella.

La fiscalía asegura que los sobrinos se creían «tan poderosos» por su cercanía al presidente venezolano que «podían trasladar casi una tonelada de cocaína de un aeropuerto a otro sin ser detenidos».

Testigo «sociópata»

Jackson dijo al jurado que el principal testigo de la fiscalía, el informante de la DEA y narco del cartel de Sinaloa José Santos Peña, no es creíble porque mintió en la corte bajo juramento, porque nunca se incautaron drogas en la operación y no hay pruebas de que los primos sean culpables.

«El testigo más importante fue atrapado mintiendo descaradamente (…). El caso entero se basa en informantes confidenciales en los que no se puede confiar», dijo Jackson, que describió a Santos Peña como un «sociópata».

El informante de la DEA, que fue testigo en el juicio, se reunió en Caracas con los acusados para negociar el envío de droga.  Pero resulta que Santos Peña y su hijo, José Santos Hernández, que recibieron más de 1,5 millones de dólares de la DEA para participar en esta operación, al mismo tiempo se involucraron secretamente en un tráfico real de metanfetaminas, cocaína y heroína a Estados Unidos, descubierto por la DEA en abril pasado.

 

Fueron detenidos, se declararon culpables y están presos. Pero en un golpe de manga durante el juicio, la defensa sacó a relucir grabaciones del narco desde la prisión que evidencian que sigue traficando droga. La fiscalía se vio obligada a anular su acuerdo de reducción de pena con Santos Peña delante del jurado.

«Manos en la masa»

«¿Porque Santos Peña mintió debemos dejar libres a estos señores?», preguntó el fiscal Emil Bové al cerrar sus argumentos.  «Fueron atrapados con las manos en la masa» y «hay evidencia real en sus teléfonos que fueron incautados, en sus confesiones, en las grabaciones» de reuniones secretas donde Campo Flores dice que puede encontrar cocaína por montones, añadió.

«Al menos durante 13 veces» los acusados escucharon «que las drogas vendrían a Estados Unidos. Lo hicieron a sabiendas, dijo.   Y para Bové, no importa si el ladrillo que Campo Flores mostró a los informantes diciendo que era cocaína proveniente de la guerrilla colombiana de las FARC lo era o no. «¡Lo que importa es que él creía que lo era!», dijo.

«Esta fue una conspiración muy, muy real (…) No es necesario que hayan drogas incautadas», añadió.   Bové recordó a los jurados un chat telefónico en el que Campo Flores dice a uno de los informantes que quiere «comenzar a trabajar. Se viene la campaña electoral y yo siempre aporto».

Durante todo el juicio los sobrinos han permanecido callados, serios, escuchando la traducción simultánea al español. Pidieron al juez Paul Crotty poder vestirse de civil frente al jurado, y su solicitud fue atendida.

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