En este mes de Noviembre cumplimos mi esposa y yo 41 años de casados. Y el único objetivo de este artículo, es homenajear a todos los matrimonios aprobados por DIOS en este planeta. Pero a la vez, alertarlos. Por cuanto el enemigo del Altísimo, de los matrimonios, los hogares y la familia, tiene puesta su mira en esta institución nacida en la mente deL Eterno. Obviamente sabe, que si ella funciona bien, en armonía, en paz y llena de amor, paciencia y comprensión mutua, es un vehículo que EL SEÑOR tiene en esta tierra de pecado para la Salvación del ser humano.
Por ello, si bien es cierto Dios nos previene del diablo “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. “Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar”1P.5:8. Echarle la culpa de todo lo que nos pasa en la vida, a este ser, es una actitud muy cómoda. Asignarle la culpa solo a él del fracaso de los matrimonios no ayuda mucho. Por cuanto aleja la posibilidad de hacer la parte que nos toca en la relación matrimonial. Olvidamos, que este texto tiene como antesala “Sed de espíritu sobrio…” Lo que significa la necesidad de tener una actitud consiente y seria de parte nuestra.
Si nos vamos a la recomendación de “Ser sobrios”, en el Antiguo Testamento lo presenta como abstenerse de bebidas alcohólicas, asunto este que a muchos casados, lectores amigos y familiares, no les agrada que se les recuerde. Pero es necesario. En el Nuevo Testamento por su parte, se usa siempre en un sentido metafórico, para indicar sobriedad y equilibrio intelectual y espiritual. Practicar la sobriedad entonces, no es solamente dejar de beber, es una decisión completa y muy personal en la cual no se mete el diablo. Es una virtud que va a permitir distinguir entre lo que es razonable y lo que no. “El que no vive esta virtud se deja esclavizar por los cinco sentidos (la visión, el tacto, el oído, el gusto y el olfato) y se deja arrastrar por el uso del tiempo según sus caprichos. Usa su dinero no para la adquisición de las cosas necesaria, sino que lo despilfarra para satisfacer sus apetitos egoístas; realiza esfuerzos para lograr, también, satisfacer sus deseos de placer y de vanidad” Catholic.net. Obviamente descuidan las Avenidas del Alma y abren las puertas al maligno que con toda seguridad los va a devorar. Es decir, va a acabar con sus matrimonios y con su hogar. Y lo peor, pueden perder la Vida Eterna.
¿Qué hacer? La Santa Palabra lo dice . Nosotros los cónyuges solos, no podemos con esta carga, como es el matrimonio en un mundo de pecado. Por ello, Dios nos dejó un ayudador igual a Él, el ESPÍRITU SANTO, a quien podemos acudir con toda confianza. Dice “venid a mi”, “si os falta sabiduría, pedidla y El te la dará” “pedid y se os dará” “todo lo puedo en Cristo” Pero es indispensable, disponer nuestra actitud para ello. Dios hará todo por nosotros, menos, decidir lo que debemos hacer. Si nos prestamos a ser ayudado, todo será más fácil. Brotará de nosotros algo que no es nuestro, sino que Dios lo manifiesta en nuestra persona. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio”Gal.5:22. Entonces, las relaciones matrimoniales funcionarán mucho mejor. Yo alabo a Dios hoy, por cuanto ÉL, ha obrado en mi y en mi amada. Y esperamos lo siga haciendo. ¡Hasta el martes Dios mediante. Próximo artículo: «REBELIÓN»