La Sala Alternativa de EL IMPULSO repleta, la noche del viernes, daba señas de la necesidad por sacudirse el pesimismo, cargarse de energías positivas y aprender cuál es el camino para encontrar la felicidad genuina.
En la conferencia Ser feliz es posible la psicóloga Ada Suárez desgranó, entre anécdotas y apoyo audiovisual, un decálogo de hábitos para ser felices complementados con las herramientas para aplicarlos con efectividad.
La confianza en sí mismo fue una de las recomendaciones que encabezó la lista de acciones necesarias para sentir satisfacción, porque, dijo, la felicidad además de una decisión es un sentimiento que no lo contiene un carro o un inmueble sino un torrente interior capaz de activarse solo cuando así se elige.
Valorarse, persistir, creer férreamente, aunque otros no lo hagan, es esencial, insistió la conferencista, cuyo discurso ha recorrido parte del país y ha explorado otras fronteras.
Declarar los comentarios dañinos de terceros como “solo opiniones” es parte de la terapia para sobreponerse cuando se es foco de señalamientos negativos.
Suárez apeló también a la espiritualidad en el recurso creado por ella y probado con éxito a sí misma y a algunos pacientes. “No hay felicidad sin Dios”, declaró convencida para explicar el tercer hábito.
Las personas creyentes, confiadas en la bondad del Padre y en su inagotable amor, afirmó, llevan una vida distinta. Quien no es feliz está sediento de amor, pero porque desconoce la existencia de Dios, que ama sin medida, afianzó la especialista. En orar y agradecerle por cada respiro englobó las formas sencillas para aplicar esta parte de la terapia.
Creer también incluye confiar en el vecino, el amigo, la familia. No juzgar y, en cambio, ocuparse de resolver los errores individuales sin criticar los de otros es esencial si se quiere llevar una vida plena, aconsejó.
En la mitad de la enumeración insertó el perdón, cuyo concepto se ha distorsionado. Por eso, aclaró que perdonar no es olvidar la situación, sino dejar ir el rencor para evitar que el odio contamine el alma.
Individuos que han pasado por situaciones terribles como una madre venezolana que perdió a sus tres hijos por la violencia, han sabido perdonar y reencontrarse con la felicidad, citó. Por eso, dijo, es imperante “perdonar siempre”, por muy grave que haya sido el daño. Hacerlo de corazón es señal de crecimiento personal y eso, sugirió, se celebra cuando se logra.