Dice Cristo: “Pero antes de todo esto los perseguirán a ustedes; los llevarán a los tribunales y a la cárcel y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto darán testimonio de mí”. Lc. 21, 12-13.
La iglesia a través de sus hijos y su historia ha experimentado los rigores de la persecución; ya Jesucristo lo habrá anunciado a sus discípulos, “si me han perseguido a mí, los perseguirán a ustedes” Jn. 15,2.
Sin embargo los discípulos perseguidos por su fe, se sienten contentos de sufrir, por ser discípulos de Cristo, de esta manera, nos dice Jesús Mt. 5, 11-12 “Bienaventurados, serán cuando los injurien y los persigan y digan falsamente toda clase de mal contra ustedes.
Por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos”
Hemos visto cómo en los Hechos de los Apóstoles: “estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes y el jefe de la guardia del templo. Les echaron mano y los pusieron bajo custodia… Hch. 4, 1-3.
Los metieron presos por hablar de Cristo muerto y resucitado, a quien los jefes del pueblo habían crucificado. Así Nerón, acusa a los cristianos de haber incendiado a la ciudad, calumniándolos, para perseguirlos y asesinarlos.
San Clemente Romano, busca la unidad del cristianismo, lo cual, le hizo creer al Emperador Trajano, que corría peligro la unidad del imperio; y eso fue la excusa, para perseguirlo, apresarlo en el año 99; y se convierte en mártir de la fe.
San Juan Bautista, por fustigar la codicia, los vicios de algunos dirigentes, como la vida incestuosa de Herodías; se convierte en un profeta de la verdad y por eso, es decapitado; Cristo mismo afirma de Juan: El es de quien está escrito, he aquí que yo envío delante de ti a mi mensajero, el cual preparará tu camino delante de ti Mt. 11,10. Lo persiguen, lo encarcelan y lo matan.
Santa Inés, en el siglo IV, por defender su dignidad de mujer, desde su fe cristiana, fue perseguida y asesinada, y ella espera la muerte, en oración y firmeza, de manos del verdugo. Esta joven espera desde su martirio, el encuentro definitivo con Cristo su esposo y salvador.
También Santa Edith Stein, Doctora en Filosofía, Carmelita, perseguida y asesinada en el campo de concentración en Auschwitz en 1942. Hoy de esta manera la Iglesia ha sido perseguida, a través de los siglos, impidiéndole evangelizar, evitándole pensar diferente, en la defensa de los derechos humanos y la verdad en relación al bien común; muchos cristianos siguen presos, en algunos naciones del mundo, sobre todo en países comunistas ateos.
Todos estos son testigos de Cristo muerto y resucitado, en medio de la sociedad; pero recordemos las palabras de Cristo: Yo les digo, que al que me confiese delante de los hombres, el Hijo del hombre, lo confesará suyo delante de los Ángeles de Dios. Lc. 12,8-9 y añade el Señor:
No teman yo estaré con ustedes, todos los días, hasta el final de los tiempos. Mt. 28,20.
Evangelio
Lucas (21,5-19): En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: «Yo soy», o bien: «El momento está cerca»; no vayáis tras ellos. …
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. …. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.» Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.