Aunque en su campaña electoral Donald Trump se caracterizó por sus expresiones altisonantes, que dieron la impresión de que no respetaría acuerdos, a como otras de carácter xenófobas y antimusulmanas, por citar solo algunasuna vez que obtuvo el triunfo en los comicios, se mostró muy moderado en su improvisado discurso del miércoles cuando llamó a la unión de los estadounidenses, se comprometió a tener las mejores relaciones internacionales y hasta reconoció el papel histórico de su contrincante, Hilla Clinton.
No es que Trump haya experimentado un cambio en su forma de ser, explica el profesor y parlamentario Pedro Pablo Alcántara, quien pertenece al grupo de opinión y análisis Boston, sino que el sistema democrático estadounidense está forjado sobre principios fundamentales que no pueden alterarse.
El Dr. José Machillanda, profesional del Derecho, coronel retirado del Ejército venezolano, docente universitario, politólogo y analista político, dice que el triunfo de Trump obliga a esperar sus acciones.
Difícil resulta para los analistas hacer proyecciones en torno a la política que desarrollará el nuevo jefe del gobierno de Estados Unidos porque es la primera vez que una persona ajena a la política, que jamás ocupó un cargo público, haya obtenido la presidencia de ese país.
Claro está que durante su campaña habló mucho de diferentes aspectos relacionados con política internacional, pero lo esencial de sus contactos con la gente fue que prometió atender a quienes consideró que habían sido olvidados por la clase política. Más aún, se identificó con ellos y por esa circunstancia se le tildó de populista.
El sistema político
La democracia norteamericana se fundamenta en principios que tienen una profunda religiosidad y que están inspirados en ideas cristianas, que apuntan al desarrollo fundamental para la especie humana en el libre albedrío.
La Constitución estadounidense de 1776 plantea la defensa de la libertad, de la propiedad como consecuencia de la acumulación de bienes que tiene el hombre cuando trabaja, y la solidaridad, independientemente de que en términos de interés económico los Estados Unidos tengan también la famosa doctrina del destino manifiesto, según el cual el papel histórico de los está destinado a ser el faro que guíe a la humanidad a trav de los tiempos.
La política exterior norteamericana siempre se ha fundamentado en principios permanentes. Los presidentes estadounidenses pueden plantear e introducir reformas y alegar situaciones en el campo del interés externo norteamerica; pero, están absolutamente convencidos de que vivimos en una nave espacial -como lo dijo John F.. Kennedy al referirse al planeta tierra- donde todos estamos juntos. Y más allá de las naturales preocupaciones que pueda tener ese país por el terrorismo, por la presencia del narcotráfico y los llamados “indeseables”, que tienen prácticas contraria a la democracia, esos valores universales de la diplomacia y de la política exterior se van a imponer. Y Trump podrá hacer énfasis en casos puntuales, pero no podrá modificar la política bautizada como de buena vecindad y que de acuerdo con lo que se le escuchó en su campañ no está en colisión con el propósito que tiene la población de volver a la efectiva práctica de la democracia. Ha prometido Trump que va a mirar actu con mucho interés en ese sentido.
Es de esperar que sean los hechos los que determinen cuál va a ser el comportamiento de esta administración. Su llamado a la unidad en torno a la presidencia y el Congreso, para iniciar la tarea de reconciliación de los estadounidense demuestra que es un norteamericano promedio_ creen en la libertad, en el libre albedrío, en la responsabilidad y en el trabajo.
Fenómeno político
Para el Dr. Machillanda, el triunfo de Trump es un fenómeno político que merece la atención y obliga a auscultar e intentar conocer exactamente si lo que él propul y pronunció durante su campaña, ahora en la condición de presidente de la nación más importante del mundo lo va a hacer.
Cualquier opinión o análisis estudia en lo expuesto por él durante la campaña, me parece una ligereza. Estam obligados, desde el punto de vista de la ciencia política y en especial de la ciencia política internacional, a esperar sus acciones, a revisar y analizar el posible contenido de sus discursos y a verificar por dónde anda su relato político.
Los políticos cuando llegan a la presidencia, normalmente vienen precedidos de una carrera política. Este no es el caso del señor Trump. En consecuencia, tratar de exponenciar y de extender el análisis de lo que él puede hacer como presidente de los Estados Unidos respecto a América Latina me parece no es posible en el momento actual.
Hasta ahora hay una conmoción en el mundo porque un hombre anti-política llega a ejercer la presidencia de los Estados Unidos. Y lo que eso refleja simplemente son los grandes errores por parte de la clase política norteamérica y sus grandes baches y vacíos en reconocer y comprender las grandes y numerosas demandas de muchísimos estadounidenses, junto con muchísimos hombres y mujeres que por la a de la inmigración forman parte de la población de los UU.
De allí que podamos hacer un anális al cual va a ser el impacto y cómo va a incidir el ejercicio del gobierno de Trump, me parece una especulación. Hay que esperar que comience a desenvolverse como presidente de los Estados Unidos y, entonces, podríamos hacer una aproximación analítica con respecto a su poder con respecto a la América Latina.