Edixon Javier Álvarez Pereira había cumplido la mayoría de edad el pasado 11 de octubre y estaba muy contento, aunque no había tenido la oportunidad de celebrar por su trabajo. Por eso nadie se extrañ la noche del viernes, cuando avisó a su familia que se iría para una fiesta.
Eran como las 6:45 p.m. cuando se fue. Dijo que andaría con unos amigos y salió a pie, como normalmente lo hacía, de la casa en la que vivía con su madre, ubicada en la carrera 25 entre calles 1 y 1, al centro-este de Barquisimeto.
Todo parecía estar normal, hasta que, a eso de las 8:30de la noche, cuando sus familiares recibieron una llamada anónima que dio una escalofriante noticia.
“No nos dijo quien era ni nada, sino que a Edixon le habían dado unos disparos y que estaba muerto, que lo fuéramos a buscar”, explicó llorando a EL IMPULSO la tía del joven, Milán Salcedo.
Desesperados por lo sucedido se fueron inmediatamente en automóvil hasta el norte de la ciudad y buscaron incesantemente a Álvarez en Rastrojitos. No obstante, por más que intentaron, no daban con el cuerpo de su ser querido.
La misteriosa voz de la llamada señaló a una persona de ser el asesino de Edixon y también dio su dirección, por lo que la familia pasó por la residencia en busca de respuestas. Encararon a un señor que salió de una casa, “de las que hace el Gobierno”, de color blanco y con media pared al frente, la cual está al lado de un local en el que hacen adobe, en plena Intercomunal Barquisimeto-Duaca. Este hombre, narró Salcedo, negó saber algo de la persona que buscaban los Pereira, aunque en su momento aceptó que unos sujetos se habían metido en su hogar a robarlo, pero él supuestamente no pasó ahuyentado con su arma de fuego.
“Él negó todo y dijo que era cristiano (…) Pero después salió la hija del señor y nos dice que sí, que su papa sí le disparó a mi sobrino, luego de forcejear; también, al rato de tanto llorar, él mismo nos confesó: sí yo le dispar”, narró la tía del hoy occiso, quien contó que a pesar de tener la confesión, seguían sin conocer el paradero del cadáver.
Apareció
Al día siguiente (el sábado) siguieron buscando sin éxito en centros asistenciales y en el mismo sector. Posteriormente colocaron la denuncia en el Cicpc, por lo que funcionarios de la policía científica se dirigieron a la zona, la tarde del sábado, para averiguar lo sucedido.
Fue entonces que encontraron, al frente de la vivienda y a un lado de la vía a Duaca, el cuerpo de Edixon con heridas en la región intercostal por una descarga de escopeta y múltiples golpes en el rostro.
“Él lo tenía dentro de su casa y después lo lanzó a la calle. Si lo estaban robando porque movió el cuerpo y nos lo negó. Ese señor se estaba burlando de nosotros, nos dijo que iba a matarnos a toditos, cuando estábamos recogiendo el cuerpo se estaba riendo”, denunció la mujer.
Piden que se esclarezca el panorama
Edixon Javier era vendedor de frutas y solía pasar su tiempo libre jugando fútbol. Según sus familiares, no se metía en problemas aunque estaba bajo presentación por caer con un compañero que poseía droga.
Sus allegados exigen a las autoridades que se haga justicia y que salga a relucir cada detalle de lo sucedido.
Asimismo, recordaron que el hoy occiso cargaba una libreta con los números telefónicos y de allí, la voz anónima extrajo el de su casa para avisar.
Detenido por el Cicpc
El presunto homicida es un hombre mediano, de contextura gruesa, tez blanca, casi calvo, con bigote y de 54 años, quien fue detenido por el Cicpc y se encuentra siendo interrogado en la sede de la Zona Industrial.