Este domingo el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba, salió al paso a la carta enviada por el secretario de la Unasur, Ernesto Samper.
El dirigente opositor dijo a través de la misiva a Samper que el rol que tienen los acompañantes del dialogo es “ayudar a los venezolanos a crear las condiciones para que sea el pueblo el que decida, a través del voto, cuál ‘expectativa’ es la que habrá de cumplirse”.
Torrealba rechazó que el representante de Unasur “en su amable comunicación no haya dedicado ni una línea a condenar la grave transgresión perpetrada por el régimen que preside el señor Maduro Moros a la premisa de respeto, reconocimiento y convivencia entre las partes”.
Aquí el texto íntegro de la misiva:
Estimado señor Samper
Me dirijo a usted en la oportunidad de dar atenta respuesta a su comunicación número EF-537-UNASURSG-2016 de fecha 4 de Noviembre de 2016, en la que entre otras consideraciones nos “invita” a “no crear falsas expectativas sobre los resultados del Diálogo en el plazo inicial de valoración acordado hasta el 11 de noviembre de 2016” y en la que igualmente nos “recuerda” el compromiso de “no levantarse de la mesa ni usarla para propósitos partidarios”.
Sobre el particular le expresamos que es claro para el país y el mundo que las “expectativas” ante el proceso de diálogo son diferentes para el régimen que preside Nicolás Maduro y para el pueblo democrático venezolano.
Obviamente, el rol de quienes desde afuera acompañan de buena fe este proceso no es el de calificar como “verdadera” o “falsa” tal o cual expectativa, sino el de ayudar a los venezolanos a crear las condiciones para que sea el pueblo el que decida, a través del voto, cual “expectativa” es la que habrá de cumplirse. Lograr una solución electoral al drama venezolano es el verdadero rol, entonces, de todo el que quiera “ayudar” o “acompañar” en este conflicto. Cualquier otra conducta llevaría a tales factores a tomar partido, echando por tierra la “confianza en la neutralidad de la tarea y propuestas de los acompañantes”, que es precisamente la primera premisa del compromiso que usted cita.
Lamentamos igualmente que en su amable comunicación no haya dedicado ni una línea a condenar la grave transgresión perpetrada por el régimen que preside el señor Maduro Moros a la premisa de “respeto, reconocimiento y convivencia entre las partes”, cuando aplicó el calumnioso calificativo de “terrorista” a una organización política que integra la Unidad Democrática, amenazó con encarcelamiento a un diputado de la República y públicamente expresó que la oposición venezolana no llegaría al poder “ni por las buenas ni por las malas, ni con votos ni con balas”, amenazantes e injuriosas expresiones que desde el ámbito oficial son utilizadas y tienen el efecto de entorpecer eso que Unasur acertadamente denomina la necesaria “consolidación de espacios de confianza en el Diálogo”.
Afortunadamente, el papel fundamental que juega ahora El Vaticano en el proceso de “ayuda” y “acompañamiento” en el conflicto venezolano nos permite conservar un cauteloso optimismo sobre las posibilidades de este incipiente proceso de Diálogo Nacional. Las declaraciones de Monseñor Claudio María Celli, enviado especial del Papa Francisco al Diálogo Nacional en Venezuela, que con igual fecha 4 de noviembre fueron publicadas en la prensa latinoamericana, son para nosotros estimulante ejemplo de cómo acompañar en forma imparcial y proactiva este complejo proceso. En este sentido, saludamos la manera realista y seria en que UNASUR ha entendido que la incorporación de la Santa Sede ha marcado para bien un antes y un después en la dinámica de ayuda, acompañamiento y mediación.
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Finalmente, estimado señor Samper, comprendemos perfectamente su preocupación por la marcha del proceso de diálogo en Venezuela y compartimos su aspiración de que el mismo produzca resultados. No se nos escapa que su período al frente de la secretaría general de UNASUR expiró en agosto de 2016 y que usted anunció públicamente que permanecerá excepcionalmente en ese cargo sólo hasta el 31 de enero de 2017. Durante estos dos años al frente de esa alta responsabilidad ha sido usted privilegiado testigo de cambios pacíficos que han permitido avanzar a toda la región en el proceso de democratización y re-‐ institucionalización, tal como ha venido ocurriendo en Argentina, Brasil, Perú, entre otros países hermanos. Tenga usted la seguridad de que también los venezolanos seremos capaces de superar las trabas impuestas por la violencia antidemocrática, el populismo y la corrupción, y que con la valiosa ayuda de la comunidad internacional (que en modo alguno es contradictoria con el principio de la soberanía nacional) saldremos de la situación de postración económica, tensión social e ingobernabilidad política en que hoy nos encontramos, para sumarnos al contexto de una región que avanza en la construcción de democracia y calidad de vida.