Quien está quedando muy mal ante el país y la comunidad internacional en este momento es el Presidente de la República, Nicolás Maduro, al desatar sus furiosos ataques contra factores de la oposición luego de haber acudido al Vaticano para hablar con el Papa Francisco y aceptado sentarse a conversar con la representación de la Mesa Democrática de la Unidad.
Coinciden en esta opinión los diputados Williams Dávila y Wilfredo Febres, consultados por EL IMPULSO.
Indicaron en entrevistas separadas estos dirigentes de Mérida y Monagas, que el oficialismo no sólo utiliza la violencia verbal, sino que la materializa en sus acciones y lo hace para intimidar porque sabe perfectamente que no tiene apoyo popular, puesto que el rechazo está por encima del 80 por ciento. Y es por ello que el Gobierno no sólo paralizó el referendo revocatorio al mandato presidencial de Nicolás Maduro, sino que postergó las elecciones de gobernadores porque sabe que está perdido.
Destrozada sede de AD
El diputado Dávila, integrante de la Comisión de Política Exterior, denunció que en los mismos instantes en que el Presidente Maduro utilizaba los medios radiales y televisivos del Estado para ofender a factores de la oposición, grupos de elementos armados, pertenecientes a los colectivos de Mérida, realizaban destrozos en la sede de Acción Democrática en Mérida.
Igualmente dijo que su cuenta de tuiter ha sido hackeada desde Maracay y Valencia por parte de un hackeador de apellido Almeida, muy vinculado a Tareck El Aissami.
Digo estas cosas porque forma parte de este tipo de persecución y del doble discurso que utiliza el régimen y Maduro lo demostró la noche del martes, no obstante haber demostrado la Mesa de la Unidad Democrática su política de altura, coherencia y cohesión de la unidad al posponer una serie de acciones ya previstas por la solicitud que había hecho el Papa Francisco.
Violencia oficialista
Por la buena fe que ha puesto el Papa en cuanto al deseo de buscarle una solución a la crisis de Venezuela, pospusimos estas acciones, declaró el parlamentario. El discurso de Maduro lo que busca es provocar la violencia y demuestra una personalidad perversa, paranoica, llena de resentimiento y de odio.
De ese mismo odio de que hablaba el Ché Guevara como maquinaria para matar. Sin embargo, nosotros seguimos nuestra lucha por la paz, por el rescate de la democracia y en las condiciones que fueron establecidas el martes en la Asamblea Nacional y las que ha venido estableciendo la MUD: restablecer la institucionalidad electoral del país, liberación de los presos políticos, que definitivamente la Asamblea Nacional sea respetada porque fue elegida por el pueblo el 6 de diciembre, que haya un respeto precisamente a la separación de poderes y se le busque solución a los grandes y graves problemas que padece la población.
El Dr. Dávila señala que el Gobierno persiste en generar violencia porque sencillamente no se quiere contar en el revocatorio, en las elecciones regionales y en unas elecciones nacionales.
Cree el Ejecutivo Nacional que dándole unas largas al asunto va a mejorar y hasta ganar unas elecciones, comentó. Eso es imposible. La inflación va a seguir deteriorando las condiciones de vida de la población venezolana y lo que se avecina es una hambruna. Y el Gobierno va a seguir reprimiendo, bien sea por la vía cibernética utilizando las redes para descalificar, causar confusión y dividir a la oposición, o bien sea por la represión física.
Importante es mantener esta unidad que se ha logrado, seguir nosotros adelante y que la comunidad internacional se dé cuenta que quien le quiere dar una patada al diálogo, que el que no quiere la paz sino la violencia, es Nicolás Maduro y sus secuaces.
La violencia ocurrida la noche del martes en Mérida por una cuerda de malandros es la mejor demostración de que la violencia es generada por el Gobierno. Y el gobernador del estado que forma parte de ese grupo que dirige Tareck El Aissami, es un represor. En la Toma de Venezuela donde hubo más represión fue en Mérida. Es un gobernador lleno de odio y de resentimiento que busca reprimir a los estudiantes y a la dirigencia opositora.
Pero, nosotros seguiremos luchando democráticamente, ejerciendo el derecho humano de la protesta. Las armas las tienen los grupos colectivos y que salen a la luz pública en fotos y videos.
Mala imagen para Maduro
Por su parte, el Dr. Wilfredo Febres manifestó que quien está proyectando una mala imagen como jefe de gobierno es Maduro, que visita al Papa, dice tenderle la mano a la MUD y días después insulta a factores de la oposición y descalificarlos públicamente.
De no concretarse las conversaciones, lo que habría una confrontación sin retorno. Es lamentable que esto ocurra porque la reconciliación sería difícil de lograr.
La Mesa de la Unidad está dando un plazo perentorio para discutir los asuntos. Hay que actuar con cautela porque existen sectores del oficialismo que quieren generar violencia por sentirse dueños de las armas y establecer un régimen como el de Cuba, donde sólo hay elecciones para mantenerse en el poder porque no se tolera la disidencia.
Conviene señalar que en el país hay sectores de la oposición que no entienden el juego del gobierno contra la MUD y formulan críticas despiadadas contra esta plataforma unitaria.
El mensaje de Maduro la noche del martes está dirigido a los radicales del Gobierno, expuso. Estos no están de acuerdo con los compromisos concertados y los que anima es el odio.
Es por ello que la oposición reclama que el Gobierno adopte decisiones inmediatas y asuma efectivamente que ha perdido el apoyo popular y acepte las salidas constitucionales.
Entre las salidas planteadas está una mega elección concertada, lo que permitiría pueda comenzar a resolverse esta crisis de proporciones inmensas, que hoy tiene al país al borde de la desesperación porque la gente apenas está sobreviviendo por las dificultades económicas y sociales que se han presentado por las políticas erradas de este régimen.
Hay que reconocer que el país está dividido y existen sectores de la oposición que se muestran escépticos sobre el diálogo.
Pero, peor es la situación interna del oficialismo, donde hay varias corrientes que jamás se van a poner de acuerdo porque cada uno de esos grupos rivalizan para demostrar que son más radicales que los otros. Y Maduro se encuentra prácticamente acorralado.
La sensatez reclama el diálogo
El Dr. Eduardo Fernández, director del Centro Internacional de Políticas Públicas, al ser entrevistado sobre la situación nacional a raíz de la aceptación de la mediación del Vaticano, declaró para EL IMPULSO: Para resolver los problemas no hay sino dos caminos: O el diálogo o la violencia. Yo prefiero el diálogo. Me complace enormemente que Su Santidad el Papa Francisco esté animando a los venezolanos a explorar con seriedad y sinceridad el camino del diálogo. Saludo como un hecho muy positivo la reunión que se produjo en Caracas, el domingo en la noche. Me parece muy bien que el Gobierno haya aceptado sentarse con la oposición, con los facilitadores de Unasur y con la representación del Papa, para iniciar un proceso de conversaciones. Lamento, profundamente, que el Presidente de la República, haya utilizado la noche del martes los medios de comunicación del Estado para atacar a factores de la Mesa de la Unidad Democrática, porque en este momento la actitud del jefe del Ejecutivo Nacional tiene que ser de ponderación. Si públicamente expresó al sentarse a la mesa, la noche del domingo, que le tendía la mano a la MUD para hablar, debe, por tanto, ser muy comedido en sus expresiones porque se trata de la mayor representación del Gobierno Nacional. En momentos en que el país sufre una crisis de incalculables proporciones por falta de alimentos y medicinas, que obliga a la población a padecer una grave situación, lo más sensato precisamente es que se busque una solución a esos problemas. La oposición ha venido demostrando claramente su intención de dialogar con franqueza, de discutir con altura y de plantear soluciones que se adecuen a las necesidades del país. El país cansado de la confrontación reclama salidas para avanzar y no seguir retrocediendo.