Las instrucciones en la pizarra electrónica en el vestuario de los Cachorros de Chicago en el Wrigley Field aludía al corto vuelo a Cleveland del lunes para sostener los últimos dos juegos de la Serie Mundial: “Se les exhorta a usar sus disfraces en el avión”.
Nada nuevo para los Cachorros, cuyo mánager Joe Maddon siempre inventa algo para mantener un ánimo distendido entre sus jugadores.
Lo de los disfraces era para estar a tono con el Día de Brujas, jornada de descanso en el Clásico de Otoño.
Y hablando de fantasmas, esta Serie Mundial que enfrenta a las dos franquicias con las rachas más largas sin un campeonato de Grandes Ligas se traslada a la casa de los Indios. Cleveland marca el paso 3-2, luego que los Cachorros se impusieran 3-2 en el quinto juego -el más emocionante en lo que va de la pulseada y el que el cerrador cubano Aroldis Chapman completó un salvamento de ocho outs.
Jake Arrieta, el ganador del Cy Young de la Liga Nacional en 2015, abrirá por los Cachorros en el sexto para enfrentar a Josh Tomlin, quien apenas tiene tres días de descanso.
De vuelta al Progressive Field, los Indios confían en capitalizar su segunda oportunidad y poner fin a una espera de 68 años.
“Somos fuertes en casa y eso nos entusiasma”, señaló el segunda base puertorriqueño Francisco Lindor sobre regresar a un parque en que redondearon una foja de 53-28 en la temporada regular y sólo han perdido una vez en seis duelos en la actual postemporada. “Tenemos la confianza de que podremos ganar ahí”.