La cercanía de la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, que tiene lugar el 2 de noviembre de cada año, hace que muchas familias acudan a los camposantos para recordar a sus seres queridos y ofrendarles flores.
Muchos aprenden a vivir con el dolor de la pérdida y el hecho de visitar el sitio donde reposan los restos del ser amado que ya nos acompaña en este mundo terrenal, representa un consuelo. Por eso, resulta difícil describir lo que siente una persona cuando descubre que ese espacio, conocido como tumba, ha sido profanado y que además han desaparecido los ataúd de los familiares fallecidos.
El domingo 30 de octubre, la señora Sandra Piemonte vivió una pesadilla al observar el acto cometido por parte de desconocidos en contra del panteón familiar.
“Se llevaron los restos de 5 familiares, con urnas incluidas y eso sucedió recientemente”, relató cuando visitó la Sala de Redacción de EL IMPULSO para hacer pública su denuncia.
Dijo que su hermano fue el último familiar enterrado en ese espacio, ubicado en el Cementerio Municipal muy cerca de la avenida Florencio Jiménez. “Él murió un domingo 30 de mayo, hace 12 años y fui yo quien recibió la fatal noticia y, además tuve que comunicarla a mi madre. Ayer (el domingo 30 de octubre) reviví esos momentos cuando fui a llevarle flores y me percaté de lo sucedido; no dormí pensando cómo decirle a mi mamá que en ese lugar ya no están los restos de su hijo, de su esposo y de sus padres, ni los de un sobrino que falleció cuanto tenía 4 años de edad”.
En el rostro de Piemonte, la consternación era evidente. También contó que había otras familias padeciendo por el delito de la profanación de tumbas.
“Una señora estaba llorando porque se llevaron los restos de su madre y el señor que me ayudó a registrar fotográficamente lo sucedido en contra de mis seres queridos, también vivió lo mismo… profanaron la tumba de su hermana”.
La denuncia será consignada ante el CICPC. “Espero que investiguen y revisen qué hay debajo de los escombros que lanzaron a las fosas, porque debajo de las urnas había dos cajas pequeñas con los restos de los primeros familiares enterrados allí”.
Piemonte asegura que intentó conversar con el encargado del camposanto, pero solo había un trabajador de turno al ser día domingo. En tal sentido se pregunta ¿quién responde frente a estas situaciones? ¿cómo se repara el dolor de esta doble pérdida? ¿quiénes y por qué juegan con el dolor ajeno?.