La palabra está en el diccionario; inmóvil y callada, inventada por el hombre; el diccionario también es una invención suya. Tenía que inventar un medio en donde conservarla; en este sentido, el hombre apeló a las propias palabras para hacer con ellas un depósito; de modo que el diccionario es el depósito donde se almacenan las palabras de una lengua.
La vida de las palabras está en el habla; cuando usted habla, lógicamente, usted, sin manifestarlo, les otorga vida. Usted habla porque cuenta con un depósito inubicable de ellas, que parece encontrarse en el pensamiento, la memoria; pensamiento y memoria nos ayudan sin que por ello nos sintamos enterados de su ayuda. En el uso de la palabra no contamos con la memoria ni con el pensamiento; ni la memoria tiene memoria de sí misma.
Las palabras, algunas, no todas, suelen ser tocadas por eso que en otros días estuvo muy de moda, el boom; depende del tema para las cuales son necesaria. Una vez dichas, sueltas en el pronunciamiento, con su específico oficio de nombrar, la cultura las promueve y las acoge, pueden convertirse en el boom. Entonces se difunden como reinas verdaderas. Por suerte de la cultura anda de boca en boca. La palabra Relatividad, tal vez desde los inicios del siglo XX, comenzó sus andanzas de niña bonita. Dejó de ser una voz inadvertida, de relativo y oscuro uso, sin intrascendencia, sin relevancia.
Bastó que un científico que trabajaba en una oficina de patentes se le ocurriera ponerla sobre el tapete, con una misión por demás relevante; zarandear a la mecánica clásica, e imponerse con su novedosa misión de proclamar a los cuatro vientos sus innovaciones y, sobre todo, proclamar que el universo es un campo gravitatorio puro. Y que de todo ello se deriva definitivamente la ley de la gravedad general.
Total, la Relatividad como palabra fue el nombre que dio a unos de los artículos que publicó en una revista científica alemana en 1905, comienzo del siglo XX el referido científico. Fueron tres los artículos. Pero, si recuerdo bien, fue el movimiento browniano que contó con mayor éxito, pues a cambio de él recibió el premio Nobel. La Relatividad quedó reservada a imponerse y a dejar bien en claro su trascendencia.
Las ideas que inquietaron a la novedad de la palabra, ya eran pregonadas por los científicos. Hubo un científico francés que en una conferencia en 1904, de mucha actualidad,trató el temas de la Relatividad. De modo que esta palabra después de 1905 ha tenido su boom. Desde entonces la palabra se insertado en el “cacumen” de la gente y con trascendencia o intrascendencia su valor se ha hecho común.
@carloosmujica928