El pasado 23 de octubre, con la sala llena y un elenco de altura, las tablas del Teatro Juares se convirtieron en una gran cámara penal para disertar sobre las profundidades de la personalidad humana, el valor de la vida, la justicia, la ética y la moral. El imputado: Mayor Lars Koch. El delito: haber derrumbado un avión comercial, a bordo de 164 pasajeros, que se encontraba raptado por un terrorista y bajo la amenaza de estrellarse en un estadio repleto por 70.000 personas. Los jueces: el público espectador.
Ahora bien, lo interesante de esta pieza teatral -escrita por el abogado penalista alemán Ferdinand von Schirach y dirigida por el actor Héctor Manríquez- es que durante 2 horas aproximadamente, el valor de la justicia (ese que pareciera haberse difuminado del sistema judicial venezolano), los preceptos morales, los principios éticos y el debate entre lo correcto y lo incorrecto, terminan “comiéndole el coco” a todos y cada uno de los humanos, simples mortales que disfrutan el espectáculo y pronto, al culmen de la función, tendrán la difícil tarea de dictar sentencia.
“¿Culpable o inocente?” es la interrogante que se busca responder a través de una vasta exposición de motivos y argumentos filosóficos que hacen cuesta arriba la decisión. No obstante, esta ciudad de los crepúsculos, movida quizá por las peripecias de la Venezuela actual, y otro tanto por el amplio, profundo y alentador argumento de la defensa (que buscaba rescatar el Estado de derecho y la dignidad humana) consiguió culpable al acusado y así lo declaró.
Los resultados -atípicos según los actores- arrogaron un total de 326 votos en contra de la inocencia de Lars Koch, y 268 lo encontraron inocente. Unas cifras que permiten dilucidar la tendencia de la sala y describir, de manera objetiva, que este público se hallaba sediento de justicia, de dignificación de los derechos humanos y de rescatar el valor de la vida, la igualdad y la equidad por encima de todos.
Así pues, esta obra, en la que participan María Cristina Lozada, Sócrates Serrano, el propio Héctor, Martha Estrada, Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez, María José Castro y Eduardo Pinto, y que ha alcanzado un éxito indescriptible en el país desde su estreno, es una propuesta cultural necesaria e ineludible para que todos los venezolanos recuperemos la idea de justicia, nos asociemos nuevamente con ella, y restauremos una sociedad donde prevalezcan los derechos humanos y caduque la impunidad.