En las afueras de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda, se encontraban los familiares de Anderson José Giménez Torres (21), quienes relataron que este 19 de noviembre cumpliría un año detenido.
Hace un año y tres meses que la madre del mismo había muerto y desde entonces Giménez Torres, quien era residente del barrio Los Sin Techos, cambió su actitud.
El quinto de siete hermanos estaba rebelde, él era uno de los más toñecos de su madre y su muerte le había pegado. Tuvo malas juntas, a pesar que fue aconsejado, no surtió efecto, el mismo robó una buseta y por ello fue detenido por funcionarios de la Policía Municipal de Iribarren (PMI).
Al principio era visitado de forma constante. Michel Giménez, indica que primero se le llevaba la comida regularmente y posteriormente cuando se podía, pero uno de sus hermanos acudía a todas las visitas y semanalmente estaba pendiente.
“Hace dos meses lo vi en Tribunales y no estaba así, después lo volví a ver hace un mes y tampoco, y ahora parece haber perdido más de 20 kilos”, explicó la joven.
Así mismo varias de las familiares confesaron: “él pasaba hambre, pero lo mató la soledad. Se sentía muy triste por estar preso y era una persona que no hablaba, no se desahogaba, todo ello lo puso así, pero no era que nosotros lo teníamos abandonado”, replicaron las dolientes del privado de libertad.
Aseguran que no era trasladado de forma constante al Hospital como dijo el director de la PMI, además que tampoco padecía de enfermedad mental alguna y a la misma vez denuncian que los compañeros de celda le indicaron que antes de ser sacado de los calabozos fueron hacer una requisa, y supuestamente los golpearon y no aguantaría la situación.
Lo cierto es que Giménez Torres fue trasladado a las 11:30 de la mañana del viernes y dos horas después ingresaron su cuerpo a la morgue del principal centro asistencial.
El caso es investigado por las autoridades competentes.