Las mañanas al asomarme a las ventanas observo como niños, mujeres y ancianos esperan la salida de la basura del condominio para hurgar en las bolsas en busca de algo útil para su mente o cuerpo. Los niños a veces toman un juguete y la alegría de su cara refleja su anemia emocional. Otros buscan algún objeto que les permita lograr a cambio algo de dinero y entonces nos sentimos indignados cuando sentimos que esta situación no es otra cosa que de una gran desigualdad cuando en este mismo condominio que se abre en desperdicios y sobras habitan “Tracaleros Enchufados” dueños y señores de bienes mal habidos. Corruptos con cinco vehículos cuya necesidad es la enrostrarle al resto del vecindario su habilidad para delinquir bajo la comodidad del conocimiento de contactos o procedimientos para ejecutar actividades delictivas. Es entonces cuando los recuerdos para quienes dejamos parte de la vida ansiando el “socialismo científico” nos viene ese torrente de tristeza y rabia a la mente cuando desde la militancia revolucionaria abandonados hasta la familia -por reaccionaria y egoísta- para transitar el camino del sacrificio por los pueblos de la tierra. Me gradué en una Promoción cuya denominación inaceptada por las autoridades académicas (UCV) era un grito a la injusticia VIETNAM VENCERÁ por los años de 1972 cuando asumí la responsabilidad de ser ECONOMISTA para llevar bienestar a los venezolanos. Fui de los pocos pendejos que seguimos creyendo en esa esperanza sin futuro que es el Proyecto de Marx como máxima Utopía, solo disfrutada por quienes la convierten en Poder deformado para su propio beneficio. El burocratismo ejercido desde el centralismo burocrático, suplanta la democracia y un grupo de enemigos del pueblo con demencia donde se esconden resentimientos, complejos y egoísmo se convierten en látigo contra los deseos de libertad y progreso llegando a ejercer todo tipo de Métodos para hacer de la voluntad de los ciudadanos su deseo de convertirlos en obedientes a todos cuanto estos líderes se inventan cualquier cosa para hacerlos llegar atravesando el “Mar de la Infelicidad” al mundo inexistente de la justicia social.
Este proceso nada original tiene como ingrediente bochornoso la traición por estar tutelado desde el exterior por quienes enemigos del Imperio Capitalista de USA, UE y otros nos han tomado para desarticular desde nuestra posición geográfica y reservas mineras el sistema con pretensiones de acabar con la paz en estos territorios para estructurar gobiernos como el venezolano entregados a la destrucción y el conflicto sin producir otra cosa que eso de lo cual acusan a los demás.
Estamos invadidos pero no vencidos porque en esta era les será difícil a los militares y su dictadura subsistir cuando las informaciones –gracias a la tecnología- viajan sin obstáculos de un lado a otro para desengañarnos y ponerlos en la verdad. Pretenden sacarnos de la globalización para rebanarnos mejor la mente pero esto no les dará resultado porque no somos una Isla. Muy mal que una Fuerza Armada se preste para esta traición porque serán juzgados como cómplices y no como lo que siempre con toda razón aspiran ser hijos de Bolívar y la libertad.
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