La presencia de un delegado del Vaticano, monseñor Emil Paul Tscherrig, en su condición de mediador para el diálogo entre el Gobierno y la oposición es muy importante, porque para que se puedan llevar a cabo las conversaciones entre dos partes en conflicto lo primordial es que se tenga confianza en la persona o personas que tengan la función de mediar para llegar a un acuerdo.
Esta opinión es sustentada por la Dra. Nelly Cuenca de Ramírez, directora del Centro de Resolución de Conflictos en nuestra región, quien fue consultada por EL IMPULSO sobre la posibilidad de que representantes del oficialismo y de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se puedan sentar a discutir sus puntos de vista sobre la crisis política, económica y social de Venezuela, a fin de llegar a una solución.
Hasta ahora no se puede hablar de diálogo, aclara la especialista. Porque primeramente debe cumplirse la etapa de la pre-mediación, mediante la cual se promueven las conversaciones.
Esta es una etapa de exploración de posibilidades, durante la cual se acepta que haya un mediador de alta confiabilidad, neutral y totalmente imparcial.
Hasta ahora, sectores de la MUD han venido cuestionando a los tres ex jefes de gobierno de España, Dominicana y Panamá. José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos son considerados como escogidos por el presidente Nicolás Maduro y, en consecuencia, no han sido aceptados como imparciales.
Considera la Dra. Cuenca de Ramírez que ahora el diplomático designado por el Vaticano resulta sumamente importante porque la oposición pidió la intervención de la Santa Sede y ha sido enviada una de sus principales autoridades a nuestro país. También se ha mostrado de acuerdo el Gobierno en que participe un representante del papa Francisco.
