Estamos observando una agudización de la crisis política, que es el resultado de todas las acciones emprendidas por el Gobierno para dificultar e impedir que la voluntad de los ciudadanos se exprese para buscar una salida pacífica, electoral, democrática y constitucional, expresó el Dr. Rafael Simón Jiménez, exparlamentario, historiador, profesor universitario y analista político.
El país tenía cifradas sus esperanzas en que la situación del referendo revocatorio presidencial podría abrir los cauces democráticos a la crisis.
Sin embargo, el Gobierno, temeroso precisamente de la manifestación abrumadora en su contra, con medidas legales, subterfugios jurídicos y con atropellos permanentes a la Constitución, se ha encargado de colocar dificultades e impedir la solución a la crisis.
En este orden de ideas, el Dr. Jiménez considera que la presencia del Vaticano se ha producido en momento oportuno, desde el punto de vista de la facilitación.
Se ha buscado un mediador que tenga la suficiente autoridad para convocar en una mesa a las partes en momentos en que el conflicto político se agudiza.
No hay que olvidar que mientras más grave sea la situación, más oportuno y conveniente es buscar en el diálogo la posibilidad de destrancarla; es decir, colocar en la mesa de negociación un conjunto de temas, incluyendo como asunto principal la realización del referendo revocatorio y en todo caso, darle cauce y fluidez a esta crisis.
La diplomacia vaticana ha sido puesta a prueba en distintas circunstancias, de las cuales ha salido airosa. Uno de sus mayores éxitos ha sido la normalización de las relaciones de Estados Unidos y Cuba, al cabo de tres años de conversaciones discretas.
Creo que una de las cosas que los venezolanos debemos tener claro es que el diálogo no es antinomia de la movilización, ni tampoco de otra forma de lucha.
Ahora mismo están planteados para los sectores democráticos cuatro escenarios en los cuales se puede actuar, sin que uno represente la negación del otro.
Primero, continuar la lucha de calle con manifestaciones masivas cada vez más contundentes, pacíficas, pero que tengan un hondo sentido de la voluntad de cambio como la que se realizó este miércoles en Caracas, Barquisimeto y otras ciudades de Venezuela.
Segundo, el parlamento. Este sigue siendo un gran poder desde el punto de vista de la representación popular y de lo que implica la victoria del 6 de diciembre.
Tercero, la comunidad internacional. Cada día más sensibilizada más motivada, más clara y preocupada por lo que está pasando en Venezuela.
Y cuarto, el diálogo, instrumento oportuno.