Sin lugar a duda que nos hemos acostumbrado a que día a día nuestro país sea noticia a nivel mundial. Lamentablemente esa popularidad no se debe a motivos que nos enorgullezcan y nos hagan inflar el pecho cuando el nombre de Venezuela es citado en noticieros, periódicos y redes sociales en todo el mundo. La triste realidad es que somos famosos por tener un gobierno que viola la ley para justificar su cumplimiento. Un gobierno que en la misma forma en que llegó al poder luego del fallecimiento de Chávez, mediante unas elecciones cuyo cerrado resultado fue objetado por la oposición y legalmente recurrido, el desenlace ya es conocido ya que manejan a su conveniencia todos los tentáculos del poder.
Un gobierno que repite hasta el cansancio que dentro de la Constitución todo y fuera de ella nada, pero que desconoce a una AN elegida por una mayoría popular que sorprendió, arropó y aplastó las pretensiones del oficialismo de mantenerse en el poder truncando así la vía fácil a la que se habían acostumbrado pasando la aplanadora y aprobando con la señal de costumbre cuanta ley era sometida. Un gobierno que voluntariamente generó una crisis humanitaria y que al mismo tiempo la desconoce y niega en perjuicio de miles de venezolanos, sobre todo niños que diariamente mueren por falta de medicinas y comida.
Al verse perdidos desde la esfera legislativa y evidenciando frontalmente sus convicciones antidemocráticas, se dan cuenta que la única instancia con la que pueden detener a una oposición crecida es el TSJ. Jubilaron prematuramente a algunos magistrados y nombraron apresurada, ilegal y arbitrariamente a sus reemplazos. Todo lo sometido y aprobado en la AN es objetado por la bancada oficialista y enviado a la consideración del parcializado TSJ el cual se ha encargado de dejar sin efecto las leyes aprobadas. Más aún, separan de sus curules a tres diputados y esta es la fecha en que el TSJ no ha decidido esos casos. Luego el TSJ declara en desacato a la AN y ello ha servido de salvavidas para justificar gravísimas violaciones constitucionales. Para muestra un botón: la aprobación del presupuesto 2017 que corresponde exclusivamente a la AN mediante la ley correspondiente ha sido sometida por el ejecutivo al TSJ para su aprobación y ésta demostrando su servilismo le dio la bendición.
Al final de la tarde de ayer 20 de octubre, tribunales penales de los estados Carabobo, Aragua, Bolívar, Apure y Monagas, en forma casi simultánea e idéntica dejaron sin efecto en esos estados la recolección de firmas del 1% bajo el argumento de fraude aun cuando las firmas de ese proceso habían sido ya filtradas, depuradas y se contaba con más del 1% válido para continuar con el procedimiento revocatorio. Con ello obstaculizan e impiden el desarrollo del ya complicado RR.
Por otra parte, las elecciones de gobernadores que deben llevarse a cabo el próximo diciembre según lo ordena la Constitución, son fijadas por el también servil CNE para finales del primer semestre de 2017. A todo costo el oficialismo no desea medirse en ninguna contienda electoral en
estos momentos. La derrota sería inminente. Están sufriendo lo que llamaría “miedo electoral” que ni la moringa de Cabello podrá curar. Están atemorizados por lo que expresará un pueblo que en un 80% los rechaza.
Todo lo anterior nos obliga a concluir que realmente estamos en dictadura tal cual lo ha venido sosteniendo María Corina Machado desde hace tiempo. Para contenerlos y vencerlos es imperativo convocar y materializar una unidad superior que incluya a todos los factores y se conforme una fuerza invencible que devuelva al ciudadano la libertad perdida, su seguridad, confianza para invertir y trabajar seguramente desarrollando sus capacidades, esfuerzos y méritos, paz, tranquilidad y sobre todo respirar tranquilamente en un país en el que todos cabemos si sabemos respetar el derecho y espacio que a cada uno corresponde.
Ese “miedo electoral” se les nota en la cara y en sus acciones desesperadas, en discursos vacíos y violentos y que al final ha servido para desenmascarar cada vez más éste régimen que tiene sus días contados. La historia se sigue escribiendo y ya vemos en el horizonte la luz de la libertad.