Durante días hemos estado haciendo un seguimiento muy de cerca, a la pretensión del Ministerio de Educación de imponer un nuevo diseño curricular en el próximo año escolar, destinado para la educación media, el cual no termina de ser bien visto ni aceptado.
Una de las primeras valoraciones que han hecho los docentes al respecto, consideran que el proyecto deja mucho a la improvisación, el sesgo ideológico es su principal característica, con el diseño se pretende sobreponer lo ideológico por encima de lo pedagógico, perjudicando así al futuro del país: “los jóvenes”.
Por otra parte, como si estuviéramos en el siglo XIX, se hace énfasis en inculcar la historia de una manera acorde al beneficio del actual gobierno, se utiliza un lenguaje en términos militares como si se tratara de una batalla, hay una gran cantidad de consignas que deja poco a la crítica y más a la imposición de pensamientos.
En el país no existen políticas escolares, sino programas escolares ejecutados como una emergencia, el mayor logro que exhiben son los libros de la Colección Bicentenario y la Revista Tricolor, cuyo contenido está impregnado de una alta inducción política y en lo relativo a su aplicación educativa, son obsoletos y están anclados en el pasado.
Algo que también preocupa a los Representantes y docentes, además de lo ideológico, es la reducción de horas en materias de mucha importancia como: biología, física, química y ciencias de la tierra, las cuales serán agrupadas en un solo bloque de 6 horas semanales; buscan integrar unos temas con otros sin orden alguno.
En el nuevo proyecto curricular, se habla de producción de bienes y servicios, la costura y la confección, se pretende volver al pasado, enseñando la siembra y el cultivo del campo, buscando resolver las políticas económicas erradas, en lugar de ir en la búsqueda de educar en cuanto a la evolución científica y tecnológica del siglo XXI.
El gobierno insiste en la transformación curricular, aunque esta no se muestre acorde a la realidad social, económica y cultural del personal docente, se está en presencia de un cambio desfasado, además de que no impulsa las potencialidades de los estudiantes de educación media.
Los ideólogos del régimen siguen pretendiendo, que la figura de un expresidente fallecido siga siendo el centro de la organización epistemológica de una escuela, lo cual fomenta el atraso, además de ser un planteamiento que va contra los estándares internacionales.
De tal manera, que el alto gobierno sigue empeñado en hacer creer a la población, que el proceso educativo marcha en la dirección adecuada, y hace alarde de un supuesto informe de la Unesco donde se indica la extinción del analfabetismo en el país, así como hacen cuenta de los resultados obtenidos por las mal llamadas misiones educativas.
En conclusión, estamos en presencia del final de lo que en otrora fuera una educación pública digna, intachable, de la cual sentíamos especial orgullo y las nuevas generaciones tendrán que adaptarse a la mediocridad del proceso, y hacerse eco de aquella consigna revolucionaria: «al pueblo no se le puede dar buena educación, porque terminan convertidos en escuálidos».
Valor y Pa´lante