El oficial de la policía del estado Lara, José Crispín Rivero Torrealba, fue asesinado la madrugada de este sábado, mientras ejecutaba, junto con su compañero Aníbal Alexander Flores Gutiérrez, un procedimiento de recuperación de una camioneta que había sido robada en la zona norte de Barquisimeto a un hombre y una mujer, quienes inmediatamente lo denunciaron ante las autoridades.
Ambos funcionarios por pertenecer al Centro de Coordinación Policial (CCP) Norte atendieron el reporte y en la búsqueda avistaron el vehículo, una pickup verde con gris en cuyo interior iban tres hombres.
Al pronunciar la orden para que detuvieran la marcha el chofer aceleró y se inició una persecución que acabó frente a la estación de servicio El Cují, en la Intercomunal Barquisimeto-Duaca, cuando el conductor de la camioneta robada perdió el control y se detuvo de forma abrupta. Enseguida, los efectivos de Polilara se bajaron de la patrulla para detener a los ladrones, pero en el intento uno se fugó y mientras dominaban a los dos restantes, los sorprendieron otros sujetos y descargaron sus pistolas sobre ellos.
A Rivero le dispararon en la cabeza y en la pierna izquierda. La primera bala fue letal. A Flores (26) lo salvó el chaleco antibalas. Ayer, se recuperaba en el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp).
Creyéndolos muertos a ambos, los homicidas se apropiaron de las armas de reglamento que para ese momento portaban los oficiales.
El Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) inició las investigaciones para hallar a los culpables del robo y del crimen. Hasta la tarde del sábado dos personas habían sido detenidas como sospechosos. Uno de ellos tenía una herida de arma de fuego en el pie.
Con esta muerte aumenta a seis la cantidad de funcionarios de la policía regional ultimados este año. Rivero es el primero que ha sido asesinado en plena ejecución de su trabajo. Los otros cinco fueron víctimas por resistencia al robo estando francos.
Un uniformado leal
Conocido el fallecimiento de Rivero, compañeros de labores y familiares se agruparon en el sitio del crimen y en la morgue del Hcuamp. De ambas partes sobraron los adjetivos halagadores.
En los nueve años de servicio Rivero, de 32 años, había demostrado ser “abnegado con su trabajo, muy cumplido y dado a la institución”, describió el comisionado Wilfredo González, uno de sus compañeros.
En casa el comportamiento era el mismo. En el barrio Santa Lucía de Duaca, donde vivía, la comunidad le tenía buena fe por ser “trabajador, responsable, que no tenía problemas con nadie”, enumeró la señora María Gregoria Torrealba, madre de Rivero y otros seis hijos.
Semanalmente, recordó la compungida mujer, asistía a la iglesia cristiana junto con su esposa, con quien compartía desde hace unos cinco años.
Antes de uniformarse con la policía regional, relató, se alistó en el ejército, sin la aprobación de ella porque no quería apartarse de su hijo. Sin embargo, la opinión de su madre no lo detuvo. Poco tiempo después, comenzó el curso para ser policía.
“Le gustó desde el principio su trabajo”, dijo Torrealba, mientras sus hermanos y allegados asintieron, quienes se encontraban en la morgue a la espera de la entrega del cadáver del héroe de azul.
Homicidio en Cabudare
El viernes en la noche, en el barrio El Hipódromo de Cabudare asesinaron a José Antonio Ramos Colmenárez, de 20 años de edad.
Lo acribillaron cuando se encontraba en la avenida principal del sector. Aunque las investigaciones todavía están en curso, la primera hipótesis sugiere que los victimarios actuaron por venganza. Sus parientes se negaron a hablar sobre el hecho.